Reza un dicho popular que ‘no es más limpio que el más limpia sino el que menos ensucia’. El consejero de Medio Ambiente dice, por otra parte, que las ciudades no son sucias que, si acaso, lo son los ciudadanos. Pues los ciudadanos de Melilla –algunos– parece que suspenderían en una vieja asignatura que se ha caído de los planes de estudio: Urbanidad.
Son las 10 de la mañana de ayer y la calle está hecha un auténtico asco: Contenedores semivacíos y toneladas de porquería orgánica, así como inorgánica, a los pies de contenedor.
La festividad de los Reyes Magos ha despedido la Navidad melillense en clave de porquería desde primera hora; los contenedores de cartones se han convertido en símbolos de limpieza auténticamente inservibles.
La catarata de mierda caída en las calles de Melilla ha hecho absolutamente infructuoso el trabajo de los currantes de guardia de la empresa melillense. Cuanto más recogían, más detritus caían a la calle.
Limpieza es educación, dicen los códices...pues aquí hay poca. Y no ocurre en los rincones marginales, ni mucho menos, Los privilegiados pobladores del Triángulo de Oro también escupen desperdicios a la vía pública.
El tránsito del cronista partió de las inmediaciones de la avenida de Castelar para recorrer López Moreno, Plaza de España, Plaza de las Culturas, General Macías, Mantelete, Actor Tallaví y General Pintos. La constante era la misma: Envases vacíos, derredores llenos de bolsas y todo tipo de material insalubre. El olor a asco inundaba los cinco o seis rincones de la plaza. Un espanto para los tiempos que nos ha tocado vivir.
Pepe es un amigo que nació en Almería, trabajó en Cataluña y, además es socio del Barcelona FC, único defecto que le conozco, y Pepe, escayolista jubilado él, dice que la ciudad más limpia de España es Barcelona. Dice Pepe que a ningún barcelonés se le ocurriría tirar una colillla de cigarrillo a la calle. ¿Limpieza y Urbanidad igual a cultura? ¿son los catalanes más cultos que los del sur?. Va a ser que sí, Pepe.