Marruecos dio ayer por cerrado el conflicto con la UE en lo relativo a la controversia por los sucesos en ‘El Aaiún’. Logró también ventajosos acuerdos que, en contra de las pretensiones de los agricultores andaluces, permitirán introducir más hortalizas y frutas de origen marroquí en territorio europeo.
La resolución de la Cumbre Marruecos-UE explica posiblemente el porqué de la distensión repentina que se sucedió tras el extremo hostigamiento sobre nuestra ciudad y Ceuta en los primeros días del presente mes de diciembre.
Lo acontecido ha vuelto a demostrar cómo nuestras dos ciudades no son para Marruecos más que ‘monedas de cambio’, con las que al menos hacer ruido en el contexto de un paquete de intereses que, no nos engañemos, superan para la Unión Europea e incluso nuestro propio país la ‘discordia’ con el vecino por nuestra soberanía.
El reactivado irredentismo marroquí sobre Melilla y Ceuta se ha vuelto a evidenciar tan coyuntural como interesado. Ante ello, es hora de aparcar partidismos, al menos a nivel local, en pro de un cierre de filas que sirva para dejar claro ante nuestro vecino que ya está bien de utilizarnos como monedas de cambio.