En el stand de Melilla en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) se dedicó un espacio este viernes a abordar la diversidad cultural de la ciudad.
La exposición incluyó materiales audiovisuales sobre los rituales de nacimiento y de presentación de las niñas y los niños de las diferentes comunidades que conforman el territorio extrapeninsular; así como sobre la celebración del Año Nuevo Amazigh.
En el ámbito de la comunidad amazigh, se habló del Festival Internacional de Verano Iwafest, "una propuesta polifacética desde el punto de vista artístico y cultural que se celebrará este año", según informó Rafael Robles, director general de Relaciones Interculturales de la Consejería de Educación, Cultura, Festejos e Igualdad.
Asimismo, un momento especial estuvo destinado a promocionar el Calendario Intercultural y a resaltar el significado de la cultura judeo-sefardí.
Sin dudas, Fitur es una vitrina ideal para destacar a Melilla como un territorio culturalmente diverso, en el que coexisten diferentes identidades personales y colectivas.
Como lo refleja el estudio del capital social melillense incluido en el Plan Estratégico local, en la ciudad cohabitan diferentes lenguas (principalmente castellano, tamazigh y árabe); religiones (entre las que destacan la católica, la musulmana, la judía, la hindú y la evangelista, con comunidades religiosas organizadas y templos propios); trasfondos culturales (melillense, marroquí, español peninsular); y contextos familiares (militar, funcionarial, pesquero, fronterizo, migratorio).
A estas múltiples dimensiones culturales se unen, por supuesto, distintas identidades e ideologías, que dejan conformado un mosaico que trasciende "la simplista percepción de Melilla como una ciudad dividida entre descendientes de españoles peninsulares y descendientes de magrebíes (o inmigrantes de primera generación), en la que los primeros serían católicos con el castellano como lengua materna, y los segundos, musulmanes de habla tamazigh o árabe".
De hecho, la realidad guarda muchas más complejidades, muchos más matices, que bien vale la pena seguir defendiendo cuando Fitur haya cerrado sus puertas.
Que alguien se lo explique a la Comisión Islámica de Melilla, a ver si comprenden de una vez.