El pueblo de Melilla expresó ayer con mayor intensidad su devoción al ‘soldado de los milagros’ y cubrieron su sepultura con cientos de ramos y objetos de ofrenda.
Un año más la sepultura de Benito López Franco, conocido en Melilla como el ‘soldado de los milagros’ se vio cubierta por la ofrendas florales de cientos de personas que visitan al menos el Día de Todos los Santos este lugar del cementerio de la Purísima Concepción. Aunque ayer el número de peticiones y agradecimientos que se posaron sobre esta tumba fueron mayores que los que habitualmente recibe, ya que la sepultura de Benito López siempre tiene varios ramos de flores. La devoción por esta figura se extiende a todos los ciudadanos sin distinciones de religión.
Amigos, sobrinos y su hermano pequeño, en total diez personas estuvieron velando durante toda la mañana la sepultura de este soldado que murió en extrañas circunstancias cuando tenía 22 años. Así, familiares y amigos recibieron el cariño de los melillenses que no dudaban en contarles las diferentes experiencias donde Benito López había obrado milagros.
“Estamos encantados todos con los melillenses porque son personas inmejorables”, aseguró el hermano pequeño, Jóse López Franco.
Cientos de relatos han escuchado desde hace años con mucha emoción, como el de una joven militar que pidió hacer la guardia el día de Todos los Difuntos junto a la sepultura de Benito López y se dio cuenta de que en la lápida había una fotografía que reconoció al instante, ya que era su padre al que no veía desde hacía 16 años.
Las miles de flores que cubría la sepultura impedían ver otras ofrendas y peticiones de los ciudadanos, como rosarios, fotografías de personas que están enfermas y de las que se pide su pronta recuperación e incluso un chupete, puesto que también suelen acercarse hasta esta tumba mujeres embarazadas para pedir por sus hijos.
La mayor parte de la gente suele pedir por sus familiares enfermos, así es la historia de la señora que limpia la tumba del ‘soldado de los milagros’, quien aseguró que su hija estaba completamente desahuciada por los médicos por una enfermedad y cuando le pidió a Benito López un milagro se lo hizo. Así, visitaron juntas ayer por la mañana la sepultura y trajeron flores para agradecerle.
Otra historia narrada a los pies de la sepultura fue la de una pequeña niña que utilizaba gafas y el soldado le obró el milagro y al día siguiente de pedirle la madre que pudiera ver sin ellas, ya no las necesitó nunca más.
Devoción fuera de Melilla
Pero la fé en este soldado que obra milagros trasciende las fronteras de la ciudad, ya que en una ocasión un matrimonio que frecuenta la sepultura de Benito López se encontró con un grupo de personas que venían expresamente de Madrid en un vuelo de ida y vuelta en el mismo día para agradecerle el milagro que había conseguido en esa familia y depositar su ofrenda de flores personalmente.
Con evidente emoción otras personas depositaron sus ramos junto a esta sepultura, cada una pensando en su propia historia, esa que no se comparte por ser muy personal. Sin embargo, en sus rostros se reflejaba la fé ciega en que sus peticiones se obrarían como un milagro más de Benito López Franco, el soldado de los milagros.