La antigua ciudad santa se reinventa a través de una apuesta arriesgada como es el desarrollo del turismo rural y la montaña.
Los melillenses continúan cruzando la frontera con Marruecos en los puentes vacacionales y como muestra de ello está la ciudad de Xauen, uno de los destinos preferidos en estos días, de descanso para muchos, momento en que aprovechan para realizar una escapada al país vecino.
La ciudad de Xauen sigue atrayendo al turismo extranjero y en este sentido los melillenses, por la cercanía al país, no podían quedar descolgados de esta posibilidad. Asi, en estos días son muchos quienes ha decidido viajar al otro extremo del norte de Marruecos para alcanzar las montañas de Yebala, lindantes con el Rif, en una de las zonas con más futuro dentro del ámbito del turismo rural.
Y es que esta ciudad sigue reinventándose. Si en un principio se abusó de la historia de esta villa como reclamo turístico, en particular por el hecho de haber sido una ciudad santa para los musulmanes e inaccesible para los extranjeros hasta el siglo pasado así como por el hecho de poseer uno de los cascos antiguos mejor conservados en todo Marruecos, lo cierto es que en estos momentos de saturación se buscan alternativas y Xauen parece haberlas encontrado en los parajes naturales que atesora en su entorno.
Así, el tradicional turismo ha ido dando paso a uno más original como es el ecoturismo, el turismo rural y la explotación de los recursos naturales. Como muestra de ello está la posibilidad de conocer el parque natural de Talassentam, una de las zonas naturales más imponentes de Marruecos donde es posible econtrar una flora y fauna únicas en el entorno.
De este modo, calzarse las botas de trekking se convierte en algo imprescindible para los amantes de este deporte de montaña, aderezado todo ello con la posibilidad de ascender al monte Tissouka, el más alto de la zona, en cuyas laderas se esconde la ciudad de Xauen.
Pero para aquellos que no quieran salir de la ciudad la oferta es atractiva. Así, una visita a la medida de la ciudad es inexcusable, pues es de las mejopres conservadas en el reino alauita. Las callejuelas encaladas con colores blancos y azules supone un deleite para los viajeros que se adentren en su interior.
Junto a ello también es posible descansar en la plaza de Outa el Hamam, en el centro de la villa. Quien quiera comer no deberá perder la posibilidad de hacerlo aquí, pues los restaurantes se desparraman por todas las esquinas. Los caracoles no deben faltar en el menú ni tampoco el puré de verdura, dos exquisiteces de la zona.
La visita a la Alcazaba es recomendable así como a la antigua ciudad española. Descansar en la a plaza de España, hoy de Mohamed V es una buena opción, sin olvidar la hora del paseo, tradicional en Marruecos. La simple contemplación de las montañas es suficiente y quien quiera andar algo más puede ir a visitar las fuentes de Ras el Ma. Sin duda un destino interesante para los melillenses y todos los que quieran hacer un viaje atractivo.