Zohra es madre de un niño de 11 años y además, está a cargo de su hermana mayor Fátima, que es dependiente porque tiene alzhéimer. Tras haber sido desahuciada el septiembre pasado, los servicios sociales la enviaron al albergue municipal y ahora le han avisado para que deje en un mes la habitación que comparte con su hermana y su hijo.
Con un tono desolado, Zohra explica a El Faro que acaba de llegar ya "la quieren echar" y no tiene a dónde ir. Busca trabajillos para poder darle algo de comer a su hijo, pero subraya que no puede trabajar porque no puede dejar a su hermana y su hijo solos pues ella es la única que está a cargo de ellos.
"No tengo trabajo, no tengo dinero, tengo un niño y mi hermana está muy enferme". Además, ninguna de las dos tiene derecho a atención médica a pesar de que necesiten tratamiento, pues aparte de su hermana, ella se señala una zona de la cabeza donde tiene dolores continuos.
Explica que cada vez que acude a urgencias, le mandan a que acuda a un médico privado. También están solas. Ella llegó hace 22 años desde Marruecos a Melilla, es madre soltera y no tiene familia que le ayude en la ciudad.
Ha sido la Plataforma Stop Desahucios la que ha dado la voz de alarma. "Hay que recordar que hace unos días se amplió el escudo social hasta el 28 de febrero; la señora Paqui Maeso (consejera de Políticas Sociales) no lo está llevando a cabo como estamos viendo y sigue la misma tónica que Mohamed Mohamed Mohand", ha dicho José Ouviña, miembro de la Plataforma, frente a la puerta del albergue.
Ouviña también ha señalado que "se está vulnerando el derecho del menor y de una mujer enferma que está en tratamiento psiquiátrico".
Él critica además la forma de proceder de una trabajadora social de la Administración. "Sigue con ese misma manera de actuar con esta pobre gente que no tiene a dónde ir ni sustento de vida", señala.
Zohra asegura que solo quiere que su hijo esté tranquilo, ya que éste se encuentra nervioso por todas las veces que han tenido que cambiar de lugar de residencia.
"Lo único que queremos es un techo donde podamos estar tranquilos". Por ello, pide que le den más tiempo para estar en el albergue hasta que encuentre otro lugar.
"No tengo trabajo, no tengo dinero, mi hermana está enferma y está sin tratamiento, yo tampoco tengo derecho a nada, ni tenemos ayudas; necesito tiempo y ayuda".
"Estoy cansada ya de luchar sola y mi salud no me ayuda. Es mucha carga para mí", dice desesperada Zohra.
Por su lado, Ouviña ha apuntado que "ésta es la triste realidad. Ocurre muy a menudo y todos sabemos cómo funciona el sistema aquí todo lo relacionado con los temas sociales. Este Gobierno que en teoría se entendía de progreso, no está actuando con estas personas" y ha asegurado que muchas tienen dificultad para acceder al Banco de Alimentos.
"Será porque no tienen DNI y no pueden votar, por lo que son gente que no les interesa a estos políticos".
Aún sin conocer demasiado sobre el particular y aún careciendo de documentación española, esta mujer y personas a su cargo ha pasado gran parte de su vida aquí y eso cuando menos le hace merecedora de que se le dispense la ayuda, atención y trato digno que requiere. No es de recibo la insensibilidad de ciertos individuos que en su condición mal entendida de funcionarios olvidan que están al servicio del ciudadano y hacen sentir a estas personas un malestar y daño psicológico difícil de cuantificar. Me vienen a la mente casos como los del añorado Sheriff, personaje entrañable de las calles y avenidas de la ciudad que terminó sus días totalmente desamparado por las instituciones locales que se justificaban diciendo que si se escapaba de tal sitio u otro y que no podían hacer nada máxime teniendo en cuenta que era marroquí. Miedo me dan aquellos que deberían velar por los que no se pueden gobernar por sí mismos y miran para otro lado poniendo cualquier excusa. Miedo de estar yo mismo en la otra cara de La Moneda de esta vida tan difícil que nos ha tocado vivir.