Durante unos largos meses, que se convirtieron en más de un año, esperamos con ansia escuchar una frase que significaba que la pesadilla había acabado: nueva normalidad, esa que se traduce en el levantamiento gradual de las medidas restrictivas para que la vida pueda ser como antes o al menos lo más parecido posible.
Para muchos este momento parecía inalcanzable debido a las alarmantes cifras de contagios, fallecimientos y otros indicadores que había en los peores momentos de la pandemia. Pero, tras tiempos difíciles, afortunadamente Melilla está en una situación de bajo riesgo y las autoridades ya pueden ir tomando medidas para levantar las restricciones. De hecho, recientemente, se han aumentado los aforos y se han ampliado los horarios.
Son buenas noticias, pero que deben ser tomadas con calma y, sobre todo, con responsabilidad y mucha prudencia, pues si algo nos ha enseñado esta pandemia es que todo puede cambiar de un día para otro.
Sí, los datos que han sido informados son esperanzadores y precisamente ha sido ese comportamiento el que ha permitido entrar en esta nueva etapa que todos esperábamos, pero es momento de ser más cuidadosos y no tomar decisiones apresuradas que puedan ponernos en riesgo. No hay que obviar que aunque el panorama sea positivo en líneas generales y aunque la ciudad siga sin nivel de alerta, se han producido tres falleciemientos esta semana, lo que debe mantenernos alerta.