La Unidad Canina de la Policía Local de Melilla goza de muy buena salud, tanto que es una de las mejores de España, a tenor de los resultados cosechados hace unos días en el primer Certamen Nacional de Unidades Caninas de las Policías Locales, celebrado en la localidad madrileña de Móstoles.
Yimbo, un pastor alemán al cuidado de Javier, es el segundo mejor de España en la modalidad de obediencia y Harry, a cargo de Agustín, el cuarto en la modalidad de defensa y ataque. Pero es que Simba es una auténtica especialista de la detección de sustancias estupefacientes.
Son eficientes –perros y agentes– gracias a la labor del adiestrador oficial de la Unidad, Nayim, un auténtico especialista en la materia que se atreve con cualquier can y no sólo para enseñarle a ser perro-policía sino también para educarle en lo que ha de ser una perfecta conducta doméstica y familiar.
Esta familia que ofrece seguridad a los melillenses entrena en la Plaza de Toros y en ese mismo escenario se pone a disposición de determinados colectivos melillenses. No se trata sólo de demostrar lo bien que trabajan los perros sino de ofrecer un ocio alternativo relacionado íntimamente con la actualidad de la ciudad y sus servicios.
Colegios, instituciones sociales y parroquias de Melilla llaman a sus voluntarios para que se conviertan en monitores de felicidad y cada año lo consiguen y cada año mejor. De manera que la Policía Local presta su Unidad Canina para que estos pequeños melillenses sean felices gracias a una hora de eficacia a cargo de los mejores perros-policía de España.
Y así fue. Mientras Yimbo, Harry y Simba realizaban sus ejercicios a la perfección, los pequeños guardaban un respetuoso silencio rematado, al finalizar la actuación del perro y su guía, con aplausos, canciones, alegría en estado puro.
Este es el otro servicio de la Policía Local, el que se ve poco, el que recibe un apoyo bastante mejorable de las Administraciones, pero el más humano. Y los seres humanos que hacen posible el proyecto son policías locales y se llaman Félix, Gabi, Agustín y Javier. Nayim no es agente, pero su trabajo es tan encomiable como necesario.