Cuatro días seguidos de apedreamientos. Éste es el mal balance que puede hacer la Cooperativa Ómnibus de Autobuses de Melilla (COA) de esta semana. Si la situación de la empresa ya es complicada por la falta de clientes, el cierre de la frontera y la carencia de ayudas por parte de la Administración local, ahora le ha tocado sufrir, además, la violencia de unos pocos que hacen mucho daño, y no solo a los autobuses, sino también a sus vecinos.
El viernes, de nuevo, sufrían apedreamientos. Esta vez, por suerte, no había daños materiales en el autobús. Sin embargo, para proteger a los pasajeros del servicio público de autobuses, la COA adoptó la decisión de denunciar también esta agresión.
Y entre los afectados están los vecinos de Cabrerizas. Desde que se recibió este último apedreamiento, la decisión de la empresa fue suspender esta línea de conexión dejando a los vecinos del barrio sin un autobús por el que poder bajar o subir al barrio.
El jueves las piedras impactaron contra un autobús de línea en la calle Méjico. El miércoles también en Cabrerizas, donde está ubicada esta calle, un bus con pasajeros en el interior recibía el impacto de dos piedras. Y el martes era un bus del trasporte escolar el que fue apedreado también en este barrio en una de las paradas y con niños dentro.
En ninguna de estas ocasiones se han sufrido daños personales, pero ‘tanto va el cántaro a la fuente, que al final se acaba rompiendo’. Y para evitar esto desde la empresa se demanda una mayor seguridad ciudadana. No puede ser casualidad que cuatro días seguidos se pase por Cabrerizas y un servicio público reciba pedradas a su paso por las calles.
Pero esta situación de violencia que está padeciendo la empresa no es lo único malo, ya que el jueves hacía llegar una carta a los medios de comunicación, que previamente se había remitido a la Consejería de Medio Ambiente, avisando de que el domingo no se iban a realizar transportes. “Ha sido una decisión dura, pero está tomada desde una perspectiva puramente técnica y económica”, aseveró el presidente de la cooperativa, José Fuentes, en el escrito.
Creen que hay una “desidia” en la Ciudad y que hay cuestiones que se tienen que resolver “en la mayor brevedad posible” para retomar la actividad los domingos y fines de semana. Estos son “la no percepción” de la subvención de 2020 a fecha del pasado jueves; el impago, de “forma reiterada”, del déficit de explotación desde el año 2017, y que se trata de una cuantía de 1,2 millones de euros; y el “incumplimiento” del acuerdo entre el presidente de la Ciudad y la COA suscrito en junio de 2020.
La empresa no se queda ahí y aseveró en la carta a Medio Ambiente que se tomarán “medidas más drásticas” si la Administración local “sigue incumpliendo sus obligaciones”, ya que añade que no han recibido ni una ayuda Covid, como sí han contado con ella otros sectores y, tras el cierre de la frontera, la situación es de “grandes pérdidas económicas”.
A esos malnacidos habría que hacer un esfuerzo por detenerlos y como seguro que tienen alguna reseña anterior, mandarlos a regimen cerrado al Baluarte y a sus padres pasarles la correspondiente multa y pago de los daños de reparación.
Si no pagan, pues a embargar las becas de 400 € que cobran de la CAM y que luego emplean en patinetes, smartphones, etc.