Una de ellas es la pareja de inmigrantes que tuvo un hijo durante su estancia en Melilla.
La historia de K y L – Soni e Ikram- la pareja residente en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla y que tuvo un hijo durante su periodo de estancia ha tenido un final feliz, pues los tres partieron el pasado día 11 de agosto con destino a la península para iniciar una nueva vida.
Pese a que el Gobierno central les había negado con anterioridad el asilo, hace pocos días recibieron un ‘permiso de viaje’ que les permite salir de Melilla, poniendo así fin a una estancia que se había alargado durante más de cinco años.
En palabras del máximo representante de Prodein, José Palazón, una de las personas que más ha luchado por la causa de esta pareja, la decisión de la Administración central permite a esta familia “dejar atrás toneladas de miedo”.
Y es que su caso, en particular el de Ikram, era una historia complicada, pues vio como el Gobierno le negaba el derecho de estancia en España y la obligaba a volver a Marruecos. No obstante, la afectada había abandonado el reino alautia huyendo de su marido, un crimen castigado por la justicia marroquí. Por si esto no fuera poco, el hecho de haber quedado embarazada por una persona de confesión hindú, su actual pareja, complicaba aún más su situación.
“Sólo por tener un hijo fuera del matrimonio ya hubiera recibido un severo castigo por parte de la justicia y de la sociedad del país vecino”, matizó Palazón, quien además destacó el hecho de que Ikram haya abandonado la ciudad sin el velo islámico que lució durante toda su estancia, el cual aseguró que lucía, no por fervor religioso, sino por miedo a ser reconocida por las autoridades marroquíes.
Destino; la península
Con ellos marchaba otra familia; una chica mauritana vendida a una familia marroquí que “le dejó el cuerpo lleno de cuchilladas”, su pequeño de cuatro años “con el cuerpo lleno de quemaduras” y, su marido de Ghana, refugiado durante cinco años en Libia y otros cinco en Marruecos.
“Llevan varias maletas llenas de ilusión y esperanza por primera vez en su vida”, celebró el dirigente de Prodein.
Una tercera familia les acompañaba, pero esta con Permiso de Residencia. “Un estatus extraño”, afirmó Palazón, “una forma poco frecuente de salir, un premio excepcional que se otorga a quién realiza la labor de chivato”.