El país vecino esconde parajes dignos de descubrir y accesibles para todos los aficionados a este deporte - veteranos y noveles - que se aventuren por ellos.
Inmersos en pleno verano y con las vacaciones a la vuelta de la esquina, son muchos los melillenses que empiezan a buscar alternativas de ocio para pasar los días más calurosos del año. Una de las más comunes son las escapadas a las playas de Marruecos durante los fines de semana, aunque el país vecino tiene muchas maneras de ser explorado, y una de la más atractivas es en bicicleta.
Aprovechando las primeras horas de la mañana, cuando el sol no es tan inclemente, se puede pasar pedaleando el puesto fronterizo de Beni Enzar en no más de cinco minutos, y a partir de este punto se abre ante el ciclista, principiante o veterano, un amplio abanico de posibilidades, a cada cual más atractiva.
No obstante, es poco recomendable acudir sin una ruta establecida. Navegando en la red podemos encontrar un completo blog - http://ricardoruizvarea.wordpress.com/- en el que su autor, Ricardo Ruiz, nos propone algunos de los caminos más interesantes del país vecino para aventurarnos en bicicleta, todos ellos acompañados de una amplia ficha informativa en el que se nos indica su ubicación, nivel de dificultad, distancia y el intereses cultural o medioambiental de la ruta.
Una de las primeras que nos recomienda este melillense amante del deporte es la del santuario de Sidi Yussuf, tanto por su baja dificultad, que la hace asequible para todos, como por la mística que desprende el lugar.
Un paseo por las vías del tren
Para hacer este recorrido, nada más sencillo que pasar la frontera de Beni Enzar, avanzar hasta la rotonda que hay después del puesto de policía y continuar 25 metros en dirección al puerto de Nador, para desviarse en la primera intersección que encontramos. Nos aventuramos así por un camino paralelo a las vías del tren, en el que podemos admirar el maravilloso paisaje que nos ofrece la Mar Chica; sin cuestas ni pistas de difícil acceso, sólo pedalear y disfrutar.
Abandonamos el camino del ferrocarril, antes de llegar a la ciudad de Nador, para rodear la rotonda del arrabal de Tarka y adéntranos en una calle que en pocos metros se convierte en pista, la cual, tras pasar por una de las canteras existente por la zona, nos deja a los pies del santuario de Sidi Yussuf, personaje místico, tanto para musulmanes, como para judios. Aventurarse en bicicleta por su serpenteante acceso no es algo que pueda hacer todo el mundo, por lo que se recomienda a los más nóveles subir a pie para admirar el lugar y poder tocar la roca sobre la que se encuentra enterrado el santo, la cual dicen que proporciona buena suerte.
Etapa suave
Ruta sencilla, de 26 kilómetros, que se puede recorrer a buen ritmo en dos horas y que encandilará a todos los amantes del deporte y la aventura. Sin embargo, las hay más duras, de más de 50 kilómetros y que exigen un mínimo de entrenamiento para ser afrontadas, pues algunas nos llevarán al castillo de Basbel y al pico de Kol-la.
Así pues, una gran alternativa para combinar deporte y turismo durante esos días de verano en los que más aprieta el sol. Para los interesados, hay una amplía información sobre las rutas a recorren en la página web ‘http://ricardoruizvarea.wordpress.com/’.