CUANDO menos lo esperamos, una ‘Jabalina’ supera las distancias habituales y escuece. Ocurrió el sábado con nuestra reflexión sobre la disolución de la Plataforma de Empresarios, prevista para el próximo 30 de agosto. Como es normal, gustó a unos (mucho) y disgustó a otros (bastante).
Pepe Reyes, el candidato que ha perdido las elecciones de la Confederación de Empresarios de Melilla (CEME) frente a Enrique Alcoba, no cree que el hasta ahora presidente de Acome sea la persona ideal para renovar la patronal local. Entre otras cosas, porque Alcoba estuvo 22 años como vicepresidente de la organización que rompió a la mitad una vez que Margarita López Almendáriz fue forzada a dejar de presidirla.
En mi opinión, creer que los segundos piensan como los primeros es casi siempre un error. A la vieja usanza, donde manda capitán no manda soldado. La democracia interna no se ha conseguido ni en el sistema de asambleas de Podemos, donde al final, siempre gana Pablo Iglesias. Por esa regla de tres, Íñigo Errejón y Más País no tendrían razón de ser. Y puede que no la tengan, pero existen.
Pepe Reyes considera que si hay alguien que de verdad representa la renovación es él, porque Alcoba, lo quiera o no, lo reconozca o no, es más de lo mismo. No cree, ni por asomo, que llegar a unas elecciones de la patronal con el sambenito de ser el delfín de Almendáriz le pasó factura. Él se siente sin ataduras y apuesta por una organización empresarial que trabaje desde la discreción, la moderación y la independencia.
Y eso, justo eso, la independencia, cree Reyes que es lo que le falta a la directiva de Enrique Alcoba. Él piensa que incluir a Abdeselam Mohamed Mimun entre los vocales es un lastre que llevará a la CEME a la desintegración. Sencillamente porque entiende que con el presidente de Acsemel dentro del núcleo duro de la patronal, CpM consigue hacerse con el control de los empresarios.
El tema le preocupa tanto que baraja plantear la cuestión en el próximo Comité Ejecutivo e incluso baraja la posibilidad de salirse de la CEME y crear una organización empresarial al margen de la patronal melillense. Así lo han anunciado en Twitter.
La situación es compleja. Visto así, parece que Abdeselam Mohamed es, de la noche a la mañana, el hombre más poderoso de Melilla, capaz de aunar tres pilares importantísimos del poder local: religión, economía y política. Que tiemble Mustafa Aberchán. De fuera vendrá quien de tu casa te echará.
No es una buena noticia, con los tiempos que corren, que la CEME se desangre. Dividir la organización en dos, en estos momentos, no puede entenderse, más allá de las ambiciones personales y el patriotismo exacerbado. Pero admito que es difícil de explicar que no lo veamos sensato quienes sí vimos con buenos ojos la creación de una Plataforma de Empresarios que dijera alto y claro lo que todos teníamos delante de nuestros ojos y que la CEME de Almendáriz no acababa de reconocer. Melilla empezaba a agonizar y había mucha gente de perfil. Hoy, lo que se cuestiona es la independencia de la organización.
Digamos que ese paso, el del reconocimiento de la asfixia, ya se ha dado. No creo que ningún empresario de la CEME considere a estas alturas que la economía local atraviesa un bache más. Todos sabemos que éste no es un bache cualquiera. Señores, éste es el bache. De aquí tenemos que salir juntos y luego, todo se andará. Dividir esfuerzos no saldrá rentable. Me cuesta entender que en medio de la desaparición masiva de empresas nos vayamos a meter en una guerra fratricida para repartir las migajas de lo que queda.
Aquí, ahora, lo sensato es remar todos juntos y admitir que las elecciones están para ganarlas y perderlas. Y cuando se pierden en justa lid, hay que asumirlo, felicitar al ganador y ponerse a su servicio.
No ignoramos que durante el tiempo que estuvo Pepe Reyes al frente de la CEME hubo avances. Desde su círculo más cercano enarbolan la bandera de haber conseguido la exención del uso del tacógrafo en Melilla, lo que evita a los vehículos de gran tonelaje pagar una barbaridad para pasar la ITV. Cuenta que movieron cielo y tierra, que mantuvieron contactos con Delegación y Ministerio hasta que se consiguió. De eso se trata, de que cada uno haga su trabajo, cuando le corresponda hacerlo.
Pero hay que respetar las decisiones judiciales. Las elecciones de la CEME se han repetido porque así lo dispuso un juez. Ahora la ha ganado Alcoba sin sospechas de pucherazo. Hay que respetarlo.
Otra cosa distinta es que la nueva directiva estudie si de verdad suma más que resta mantener a la vista de todos conexiones religiosas y políticas. Todos sabemos que empresariado y poder suelen ir de la mano, excepto cuando Imbroda se enfrentó, a la Plataforma de Empresarios que, todo hay que decirlo, se desintegrará sin montarle una manifestación ni a PSOE ni a CpM pese a que las cosas han ido a peor.
Con Sabrina Moh cerró la aduana y la CEME de Pepe Reyes no sé si hizo o dejó de hacer por recuperarla. El que calla, otorga. Son errores históricos y se pagan.