El capitán del CAM Enrique SOler, Dani Terrón, es uno de los buques insignias de este club tanto dentro de la pista como fuera de ellas. SOn ya doce las temporadas que lleva vistiendo la elástica estudiantil siendo un referente para toda la cantera de este club. Por esta hazaña, la web de la Federación Española de Baloncesto se hizo eco con una amplia extrevista a este jugador. Aunque será el tiempo el que diga si el onubense es capaz de completar su propia pirámide en un baloncesto nacional en el que, a sus 35 años, puede presumir de haber jugado en LEB Oro, LEB Bronce y Liga EBA. Un póquer que podría llegar a completar el próximo curso en caso de continuar en un equipo que quizá pueda ver recompensados los esfuerzos de algo más de una década con la ansiada promoción de categoría.
- Dani, quién te iba a decir en el verano de 2007 que la Ciudad Autónoma se iba a terminar convirtiendo en algo más que un destino baloncestístico…
“La verdad es que no hubiera podido ni imaginármelo porque, cuando surgió la oportunidad de venir a Melilla, un antiguo entrenador me había aconsejado que aceptara la oferta, que hiciera la mejor temporada posible y que pasara página pronto para buscar otro destino… Durante el tiempo que estuve pensando si fichar o no con ellos, los consejos de Pepe Rodríguez fueron determinantes ya que él había entrenado al equipo de LEB Oro y me llegó a hablar muy bien del proyecto del Enrique Soler. Terminé por hacerle caso y esa decisión fue clave porque al final terminé por quedarme aquí para desarrollar la totalidad de mi carrera en el equipo”.
- ¿Cómo logró enamorarte la ciudad de Melilla para que hayas permanecido en ella a lo largo de 12 temporadas?.
- “Pues es algo muy curioso ya que mucha gente cree que todo ha venido porque he formado una familia aquí y eso ha provocado que mi estancia en la ciudad se prolongara, pero todo comenzó mucho antes de eso. Prácticamente desde mi primer día en la ciudad comencé a sentir que ese no iba a ser un destino cualquiera, me sentía muy cómodo y eso hizo que permaneciera ya cuatro años en el club antes de que naciera mi primera hija. En ese tiempo pude haber cambiado de equipo en diferentes ocasiones, pero el cariño que me tenía la gente y el amor que me daban hizo que permaneciera aquí año tras año. Luego ya nació Martina y eso fue el factor determinante para que siguiera disfrutando durante años de ese maravilloso grupo que es el Enrique Soler y su gente”.
- Como club, habéis vivido durante años a la sombra de ese gran transatlántico que es el Melilla Baloncesto, ¿Cómo es la convivencia con un club de tanto prestigio?
- “El baloncesto melillense tiene una estructura piramidal perfectamente definida gracias al trabajo de la Federación y el Melilla Baloncesto es la cúspide de esa pirámide. Nosotros, más que la sombra de ese proyecto, caminamos en paralelo ya que somos el equipo vinculado y por tanto un colaborador necesario para ellos. Somos conscientes de cuál es el lugar de un club y de otro a lo largo de los años y de que nuestro papel no es otro que el de intentar ayudarles en el día a día para que puedan conseguir algún día su objetivo de poder ascender a la Liga Endesa”.
- Después de tanto tiempo en la ciudad, ¿te hubiera gustado formar parte de ese proyecto en algún momento de tu carrera?
- “La verdad es que es algo sobre lo que nunca he pensado en exceso ya que siempre me he sentido muy feliz y afortunado por poder estar en un club como el Enrique Soler. Si hubo un momento en el que pude haber encajado deportivamente en ese proyecto, quizá pudo haber sido durante mi primer año en Melilla ya que, por aquel entonces, era un jugador joven y que hubiera podido ser una de esas piezas vinculadas con la que solían contar. Esa posibilidad no surgió, pero eso no impidió que fuera a entrenar con el equipo y a ayudarles siempre que así me lo pidieron”.
- Si hablamos del presente curso, pocos equipos han sido tan efectivos como vosotros (19-1) en todo el baloncesto nacional… ¿dónde ha estado el secreto?
- “En la calidad humana que han tenido tanto los jugadores como los miembros del cuerpo técnico con los que hemos contado. Esa ha sido la clave porque, como equipo, quizá teníamos algo menos de talento que en temporadas anteriores. Eso nos ayudó a tener sensaciones realmente buenas en nuestro día a día para poder mostrarnos imparables sobre la pista y ser un equipo realmente fuerte hasta que la Liga se detuvo. Siempre hemos tenido la suerte de contar con vestuarios realmente buenos pero ningún otro como el de esta temporada”.
- ¿Te ves jugando con el equipo en la Liga LEB Plata la próxima temporada en caso de que el equipo pueda lograr el ascenso de categoría?
- “En primer lugar, espero que esa situación pueda producirse tanto por el club como por toda esa gente que lo rodea y que ha trabajado tanto durante todos estos años. Y, a partir de ahí, ya se verá porque, ahora mismo, la situación es complicada en todos los sentidos y la próxima temporada no está del todo clara…”.
- En caso de continuar la próxima temporada en el C.A.M Enrique Soler, cumplirás 300 partidos con la camiseta del equipo, ¡se dice pronto!.
-“Sin duda, han sido muchas temporadas y muchos partidos con el equipo pero uno siempre tiene la sensación de que podían haber sido incluso más ya que durante los años en los que la crisis golpeó al baloncesto los equipos se redujeron y eso hizo que se jugaran menos partidos. Lo cierto es que es una cifra importante después de tantos años en un equipo al que he intentado ayudar sobre la pista en todo lo que he podido”.
- Si algo ha quedado claro este curso es que ni siquiera el paso de los años ha podido con la explosividad de aquel base que torturaba a sus defensores con sus cambios de ritmo…
- “Bueno, quizás ahora soy un poco menos explosivo que en mis primeros años, pero a nivel físico siempre he intentado estar en la mejor forma posible, algo que resulta mucho más sencillo si cuentas en el equipo con un preparador físico como Miguel Duarte. Con el paso de los años creo que he ido evolucionando como jugador y eso me ha llevado a tener una mejor lectura del juego y a mirar menos al aro para repartir más juego entre los compañeros”.
- A tus 35 años has seguido aportando minutos de calidad, ¿cómo te has sentido en los esquemas del equipo?
- “Muy bien, porque la edad no deja de ser más que un número y ya sabes que los jugadores veteranos llegamos a un momento de nuestra carrera en el que dejamos de mirar cualquier tipo de número… Este año, hasta que llegó el parón de la competición, me estaba sintiendo realmente bien sobre la pista. He tenido años siendo mucho más joven en los que no me he sentido tan bien y otros en los que, teniendo más edad, he disfrutado mucho y eso es lo que me ha pasado esta temporada”.
- ¿Garantiza esto más años de baloncesto para tu carrera?
“Bueno, es pronto para saber qué sucederá el próximo año e incluso más allá. En mi cabeza estaba la idea de intentar ascender esta temporada y dejarlo el año que viene, pero me ha dado mucha rabia el ver cómo la temporada se detenía por todo esto que hemos vivido. No me ha gustado el no poder despedir el año sobre la pista y quizás eso condicione mi decisión. Yo creo que aún me puede quedar baloncesto independientemente de mi edad porque dentro del guion del equipo tengo una libertad total, pero como digo, todo está aún en el aire y dependerá de muchos factores”.