Casado y con dos hijos el jugador azulón hace un gran esfuerzo para poder seguir jugando al fútbol, su gran pasión. “Soy una persona que trabaja muchas horas al día. En el centro de Polavieja trabajo de 8:00 a 15:00 horas. También estoy dando un curso de formación de 18:00 a 21:00 horas y los entrenamientos suelen ser a partir de las 21:00 horas. Desde que salgo del curso hasta que voy a La Espiguera para entrenar la mayoría de los días llego tarde, entreno poco tiempo y es complicado también dejar en el banquillo a personas que van a entrenar todos los días, que están rindiendo y trabajando fuerte por otra personas que va dos o tres veces a la semana. Aunque yo asista, al final el míster quiere lo mejor para el equipo y considera que eso es lo mejor y en ese sentido es respetable y yo tengo que apoyarle en sus decisiones, porque al final el buen fin mío es el del míster y el de él es el del club”, indicó.
Parón obligado por esta pandemia
Tal y como estaba evolucionando la cosa, el parón obligado en la competición era previsible, por lo que no causó sorpresa al centrocampista deportivista. “La semana anterior venía hablando del tema con Eloy y le había comentado exactamente todo lo que está pasando, porque tengo la suerte de que en mi trabajo de por la mañana estamos informados al día y sabíamos lo que podía pasar. Le hablaba de la posibilidad de que la Liga se suspendiera y al final el jueves mandé un mensaje al grupo y decidí no ir a entrenar quizá por responsabilidad. Tenía que tenerla por ellos y por mí, y además tengo familia”, explicó Manolo, jugador de la escuadra melillense.