Coalición por Melilla quiere dar su opinión y mostrar su postura ante la polémica suscitada tras el comunicado que una entidad religiosa de la ciudad emitió a los medios de comunicación, mostrando su rechazo ante la participación de la escritora Zoubida Boughaba Maleem en el calendario de actividades del Año Nuevo Amazigh, organizado por la Consejería de Cultura.
Desde nuestra formación queremos responder al debate que tanto ha alimentado el PP estos días, recordarle que, tanto ellos como el resto de partidos políticos que conformábamos la asamblea en el año 2014, firmamos el Pacto por la Interculturalidad de la Ciudad de Melilla.
Cabe resaltar que la firma de éste traspasó las fronteras españolas, pero al PP parece importarle más el rédito político que las líneas de esos 48 folios.
No deben recordar que entre sus puntos se recogían máximas tales como: la libertad de religión y su práctica; el diálogo intercultural y la igualdad de género, o, y citaremos de forma textual, lo recogido en la página 28: “Todas las expresiones y manifestaciones religiosas forman parte del patrimonio común del conjunto de los melillenses, por lo que cualquier ofensa que se produjera a cualquier confesión es una ofensa extensible al resto de confesiones”
¿Ha olvidado el PP que impulsaron y firmaron estas palabras? ¿Habrían actuado igual si la religión ofendida fuera otra diferente a la musulmana?
Nosotros tenemos una respuesta contundente para la segunda pregunta: sí. Nosotros sí habríamos lamentado y criticado este hecho si la religión ofendida fuera distinta a la musulmana porque, sí creemos en lo que firmamos aquél mes de junio de 2014.
Y recogemos literalmente dos párrafos más del penúltimo folio del Pacto, concretamente el punto 2 y 3 de la página 47, que dicen:
“2. Denunciar públicamente las incitaciones al odio entre comunidades, así como las prácticas y manifestaciones racistas y xenófobas”.
“3. Dar curso a las denuncias contra dichos y hechos contrarios a los acuerdos y compromisos acordados en el Pacto, en especial los que atenten contra la libertad religiosa, los que sobrepasen o vulneren los límites de ésta y/o los que atenten a la libertad de las personas”.
Por todo lo anteriormente expuesto, no podemos apoyar que, con dinero público, se patrocine a personas que no respetan este documento y, en el caso concreto de la mencionada escritora, realizó declaraciones en las que catalogó a las mujeres que usan Hiyab como “mujeres sumisas sin capacidad de decisión”, u otras en las que parafrasea el inicio de un artículo que dice: “Las cortas de mente y de fe se cubren porque el hombre recto de religión y de pensamiento no puede controlarse a sí mismo”, y tacha al islam como “credo que va en contra de la igualdad” o aquellas en las que dijo que “las conversas están haciendo mucho daño porque no han vivido esa realidad. Defienden algo que no han sufrido”, entre un largo etcétera de ataques a la mujer musulmana y al islam.
No se puede, o no se debe, expresar fobias ofensivas hacia un colectivo y ser patrocinado para venir a una ciudad donde cerca del 50% de la población es de confesión musulmana.