Ayer falleció otro de los inmigrantes que llegaron a Melilla en la noche del pasado martes trasladados por Salvamento Marítimo. Así, ya son cuatro las personas que han fallecido a causa del naufragio de una patera que trasladaba casi a 60 personas, entre ellas niños y mujeres embarazadas.
Un tragedia que nos ha tocado de cerca, la nave de rescate los trajo hasta nuestro puerto y los heridos, algunos muy graves que permanecen en la UCI, tuvieron que ser atendidos por nuestros servicios de emergencias y nuestro personal sanitario.
Hay que felicitar y poner en valor la labor de las personas que se encargan del cuidado de estos inmigrantes que arriesgan su vida huyendo de la pobreza, la guerra y las miserias de sus países.
Y poner también en valor la solidaridad que mostramos como sociedad poniendo los medios necesarios para atender a estas personas. Movilizar a Salvamento Marítimo, a la Cruz Roja, a la Guardia Civil y a los servicios sanitarios tiene un coste, pero debemos verlo no solo como una obligación moral, sino como un motivo de orgullo por la solidaridad que demostramos los españoles, y en este caso particular, los melillenses.
Por otro lado, es capital encontrar una solución a la sangría que se produce en el mar. No puede seguir muriendo más gente, hay que detener ya a las mafias que trafican con seres humanos y dotar a los países de origen de los medios necesarios para ofrecer a sus ciudadanos unas condiciones que les permita un futuro próspero en su país y que no tengan que jugarse la vida en un viaje que, en muchos casos, es mortal.