La Asociación de Sordos de Melilla (Asome) no sabe por qué ni se entiende que no esté reconocida la figura del intérprete de lengua de signos para los niños en Infantil y en Primaria. Solo existe para los institutos de forma que sólo se manda a estos profesionales, a través de una bolsa de trabajo, a los estudiantes que estén en la ESO o Bachillerato. Es decir, que un niño sordo que esté ahora mismo en Infantil o en Primaria, que son nueve cursos diferentes no tiene acceso en su clase a que le interpreten las lecciones de sus maestros.
Desde Asome se asegura que tienen un convenio firmado para poder entrar en los colegios a ofrecer esa interpretación, pero no es individual. Sino que se trata de un profesional que tiene que ir a varios colegios y signar para varios niños. De manera que en los centros educativos solo hay Pedagogía Terapéutica y Audición y Lenguaje para estos escolares sordos.
Dos semanas de curso
Fuentes consultadas por El Faro indicaron que en otros años se cubren algunas de estas plazas con Planes de Empleo, pero actualmente no está en vigor y se desconoce si este año se habrá demandado a la Delegación del Gobierno y al Servicio Público de Empleo estos profesionales.
“Los estudiantes llevan dos semanas de curso y no tienen intérprete. Hay que tirar ese muro. Eliminar esta barrera”, aseveró el presidente de Asome, Joaquín Utrera, que no entiende por qué en los institutos va a llegar tarde la ayuda de los intérpretes y por qué en los colegios no hay. Afirmó que solo se pide que estos estudiantes puedan estar en igualdad de condiciones que sus compañeros.
Intérpretes, por ley
Cada niño debería contar con un intérprete porque precisa de su ayuda para seguir las clases, pero no es así, subrayó Utrera. Pierde mucha información y no puede aprender al mismo ritmo que el resto del aula.”Es un derecho que todos estén en una situación de igualdad”, afirmó.
El convenio que tiene Asome para poder ir a los colegios es una ayuda extra pero no es lo ideal para los pequeños que están en Infantil o en Primaria.
Elena, una intérprete y maestra, explicó a El Faro que la legislación educativa no reconoce la figura de estos profesionales dentro de las aulas de Infantil o Primaria. Indicó que se lucha para que se incluya y ahora solo hay un asesor sordo pero subrayó que se precisa al intérprete desde Infantil o desde el momento en el que se diagnostica a un niño sordo.
Remarcó la importancia de conocer la lengua de signos. “Ahora llegan a la ESO y si no tienen el apoyo fuera del aula, a través de asociaciones u otros profesionales, es imposible que lo aprendan antes esta lengua, y se encuentran en esas clases con una persona que les signa y no saben qué es”, dijo.
Elena también explicó que al no contar con el interprete en clase no siguen bien las lecciones y llegan con ese déficit de conocimiento a la ESO.
“Llevan un retraso con respecto al resto de la clase por la falta de comprensión y eso o se hace refuerzo fuera del aula o no pueden tener ese nivel. Pero esto se podría evitar teniendo a un intérprete de lengua de signos en las aulas porque podría seguir las clases perfectamente”, insistió.
En cuanto al refuerzo que puede ofrecer Elena en las aulas tampoco es para tirar cohetes. La subvención del pasado año daba para 12,5 horas a la semana. Tenía que asistir a cinco colegios para atender a diez alumnos. “Llegas corriendo a un colegio y das una clase de Matemáticas con uno y luego bajas al aula de Infantil con otro niño... Es imposible. Como mucho daba dos horas de clase a cada niño”, afirmó.
“Eso y nada es lo mismo, aunque el poco tiempo que estaba con ellos intentamos aprovecharlo muy bien”, insistió.
En cuanto a los IES, ahí sí que está reconocida la figura del intérprete, pero no se les va a contratar, según fuentes consultadas por este periódico, hasta el mes de octubre. De forma que los jóvenes sordos no tienen acceso a toda la información de las clases en estas primera semanas de instituto.
“Perdemos nuestro derecho a una educación accesible”
María del Carmen Loma Aguilar es una alumna de segundo de Bachillerato. Hace dos años y medio que comenzó con una pérdida de audición por una enfermedad degenerativa que no tiene solución y solo puede usar audífonos. “Conté con la suerte, que otros no tienen, de que el instituto pidió una intérprete de lengua de signos”, destacó Loma, que añadió que gracias a eso pudo mejorar sus notas y la atención en clase.
Ahora sigue las lecciones como puede. No tiene intérprete y si el profesor se da la vuelta o se tapa la boca, no puede leerle los labios y saber qué dice. También comenta que en su caso ella aprendió perfectamente castellano pero hay niños y jóvenes que no han podido. Se pregunta qué harían ellos en esta situación. Indicó, por ejemplo, que no puede seguir un dictado. Necesita más tiempo que sus compañeros.
“Debemos mejorar en que las instituciones nos aporten los intérpretes”, aseveró. Aún no tiene un intérprete en su aula y le dicen que no será posible hasta octubre. Además, tiene una petición. Ella lleva varios años con la misma intérprete. Le une a ella mucho más que la lengua de signos y solicita que se tenga en cuenta eso porque se genera una relación entre sordo e intérprete y a lo mejor este año no le toca la misma persona porque la bolsa de la Dirección Provincial va rotando sin tener esto en cuenta. “Me gustaría que la persona sorda pueda elegir al intérprete, por ejemplo, porque lleve mucho tiempo con él”, aseveró y también porque cada profesional signa de una forma porque unos usan más la lengua de signos pura y otros también vocalizan.
“En cuanto empiece las clases debe haber un intérprete porque pierdo atención en clase. Llevo dos semanas intentando comprender a los profesores, muchos se implican, pero hay barreras que surgen, como ponerse de espaldas o poner vídeos sin signar o subtítulos. Perdemos nuestro derecho a una educación accesible, como la que tienen nuestros compañeros, y perdemos el nivel educativo”, dijo. También cuenta con la ayuda de un logopeda, pero son pocas horas. Insistió en que el refuerzo de otros profesionales es escaso para los alumnos sordos.