Las motos tienen cada vez un espacio mayor entre la población melillense y como no podía ser menos, las concentraciones moteras también aterrizan en la ciudad. Para este fin de semana se celebró una con motivo del XXII aniversario del grupo motero de Melilla Roads of Legend M. C.
La programación fue bastante variada, desde comidas hasta visitas turísticas. Además, el camping que se puso a disposición se localizaba en el fuerte de Rostrogordo.
Desde allí arriba partieron ayer rumbo a hacer una ruta por los lugares más emblemáticos, aunque tuvieron que suspender la visita a Melilla la Vieja por motivos climáticos, ya que las nubes los acompañaron durante el fin de semana.
“Por seguridad decidieron suspenderla. Además, la visita que estaban haciendo al Tercio se alargó”, explicó Sergio, miembro de Roads of Legend. “Todo está yendo bien, solo que el tiempo no ha acompañado, no solo en Melilla. Algunos se han quedado en tierra y no han podido venir por el temporal del levante”, manifestó. “La mayoría de los que han venido, ya habían estado en Melilla, porque el que viene repite. Están encantados”. Añadió que es una concentración especial porque los moteros tienen que quedarse en el lugar y no se vuelven el mismo día como suelen hacer en la península.
Una sensación de libertad
Para ser un buen o buena motera, según Manolo, “lo primero que se necesita es una moto, lo del carné va un poco después”, declaró entre risas. Con gafas, rapado y una barba cuadrada, este motero nos aseguró que en el fondo es “muy dulce. Soy un bombocito”.
También hay mujeres que deciden tomar la carretera con dos ruedas, como María, que se sacó el carné hace dos años, por lo que lleva poco en esto. “Mi marido se dedica a esto y una vez vi una mujer en moto y pensé ‘qué chula’ y que a mí me gustaría hacerlo. Me dije que nunca es tarde y me saqué el carné”. Aconsejó que si gusta y se tiene la pasión, no hay que pensarlo.
Un grupo de amigos moteros declararon que las mejores sensaciones de ser motero son “la libertad”, “la independencia y las ganas de perderse por ahí”, “impresionante”, “cuando te motas en la moto cambias” o incluso que “eso no se puede describir”.
La motera que más llamaba la atención era Betty, una perrita que viaja con su dueño Rafa. “Es motorista desde muy pequeña”, nos aseguró.
Hoy, domingo empiezan a volver a casa la mayoría de los moteros. Solo cabe esperar de que hayan disfrutado al máximo el fin de semana y se lleven un buen recuerdo de la ciudad.
Intentaré estar el 2020.