A las seis y media de la tarde de ayer, los feligreses de Nuestra Señora del Mayor Dolor tenían cita para una misa solemne que organizó la Cofradía de la Flagelación en la iglesia de la Medalla Milagrosa.
“La solemnidad de esta misa es con motivo de su onomástica mañana y también por el 25 aniversario de su bendición”, explicó Roberto Vargas, hermano mayor de la cofradía. “Es un año muy especial, ya que ya son 25 años desde que la titular llegó a Melilla y hemos realizado una serie de actividades con motivo del aniversario y que concluirán en octubre con una procesión especial”, añadió Vargas. Explicó que se creó una comisión de aniversario para organizar todas las actividades y que todavía quedan muchas por organizar.
Además de los miembros de la cofradía, tampoco faltaron las vecinos y vecinos del barrio, como María Rosa Ruiz, presidenta de la asociación Ágora, que acudió a la misa con sus amigas. “He venido porque ya empieza toda la parte del 25 aniversario de la virgen del Mayor Dolor y yo soy del barrio y de esta parroquia. Llevo aquí 65 años y luego estoy en la asociación del barrio”, explicó Ruiz. “Vivo esta misa muy intensamente, porque sé que es la última que voy a vivir”, declaró.
“Al pertenecer a esta parroquia es obligatorio venir”, contó Yayo Cerrato, hermano mayor de la hermandad del Rocío, con una sonrisa. Este lleva un distintivo que indica su puesto y explicó que siempre cumplen con la cofradía y viceversa.
Acudieron personas de todas las edades, pequeños con sus padres o abuelos o jóvenes como Rocío Ronda, que aunque se vaya a estudiar a Madrid, sus compañeros aseguran que será “la futura camarera”. “La función que tiene es vestir a la virgen, tanto para la capilla, como para procesionarla en las procesiones. Por lo que un día o varios antes se prepara la virgen”, explicó Ronda, que aseguró que volverá para la extraordinaria.