El Baloncesto Melilla forzó el quinto partido de la serie al vencer al Carramimbre (72-76), en un triunfo cimentado en un gran tercer cuarto donde los de Alejandro Alcoba tuvieron su máxima renta de más quince y que les sirvió de colchón para poder frenar la embestida final de un conjunto local que no pudo cerrar la empresa ante sus aficionados.
El Club Melilla Baloncesto regresó a la senda de la victoria en una cancha histórica y complicada para los pupilos de Alejandro Alcoba en la realización de un magnífico encuentro en líneas generales, sabiendo aguantar las embestidas locales en los últimos diez minutos de este enfrentamiento, por lo que los melillenses forzaron la disputa del quinto encuentro de esta eliminatoria ante los pucelanos que se disputará en nuestra ciudad y donde se tiene la única idea de sumar el triunfo para meterse en la final four por el ascenso de categoría.
El Melilla saltó al parqué del pabellón Pisuerga con una sola idea en la cabeza: forzar el quinto partido. Y con esa actitud se pudo ver a los hombres de Alejandro Alcoba en ambos lados de la cancha. En ataque, el cinco melillense jugaba fluido buscando el poste bajo a Vucetic y en defensa no concedían ninguna canasta fácil a su rival. A los anfitriones empezó a pasarle factura la idea de poder liquidar la eliminatoria por la vía rápida.
Pese a la intensidad marcada por los visitantes, quienes dominaban en el marcador eran las ardillas (19-10) con un gran acierto desde el perímetro. Un porcentaje desde la línea exterior también positivo en las filas del Melilla, lo que hizo que el resultado se ajustara al final del primer cuarto.
En los segundos diez minutos ambos conjuntos empezaron desacertados de cara al aro y el choque se convirtió en un pequeño correcalles con muchos errores e interrupciones por las faltas; no había baloncesto, posiblemente debido a la tensión del encuentro. Melilla puso un punto más de intensidad a su juego aprovechando que Carramimbre parecía algo desenchufado e igualó la contienda (26-26).
Los pupilos de Alcoba habían mejorado respecto al primer cuarto, sobre todo gracias a la aportación en la zona de Balabán, pero los locales se mantenían en el choque merced a los lanzamientos exteriores y a un gran Sergio de la Fuente que lideraba a los suyos bajo aros. Con más errores que aciertos por parte de ambos conjuntos, se llegaba al descanso con una ligera ventaja para un Melilla Baloncesto que fue consciente que tenía que seguir por esta vía: tenía que sufrir si quería volver a tierras norteafricanas con vida (40-42).
La misma tónica de juego e igualdad se repitió en el tercer cuarto donde Melilla Baloncesto quería el dominio del balón y corría más, mientras que Carramimbre CBC Valladolid necesitaba bajar el ritmo de sus piernas ya que no iban a la misma velocidad que su cabeza. Esta tesitura fue lo que marcó la diferencia de la noche. En un visto y no visto, el partido quedaba encarrilado con la máxima para los de Alcoba (43-58).
Melilla había dado un aire nuevo a su juego en el tercer cuarto y eso se notaba en la actitud de sus jugadores en un lado y otro de la cancha, siendo más incisivos en la defensa bajo aros, en los rebotes y en las transiciones. El público, por su parte, intentaba meter de nuevo a los suyos para que entraran en el último cuarto por debajo de la psicológica diferencia de diez puntos, pero en este periodo el conjunto visitante impuso su ley.
Un último cuarto que arrancó con ventaja para los de Alejandro Alcoba (54-63) por lo que las espadas estaban en todo lo alto y se iban a vivir unos diez minutos finales de infarto. Los nervios aparecieron y también las muñecas de los hombres importantes, como las de Caleb Apochi para poner aún más emoción a un choque vibrante. Al final victoria para los visitantes y la serie se decidirá en Melilla en un choque de todo o nada y donde la afición melillense tendrá mucho que decir para llevar en volandas a su equipo.