Un individuo podría ser condenado a cuatro años de prisión como presunto autor de sendos delitos de amenazas y atentado a la autoridad. Según recoge la Fiscalía en su escrito, el acusado insultó y amenazó a varios agentes de la Policía Local. “Os voy a matar, ya os pillaré cuando vayáis a Marruecos, os vais a enterar”, fue lo que supuestamente dijo a los funcionarios. Además, según la acusación, el procesado también sacó una navaja, con la que trató de agredir a los policías.
Estos hechos fueron enjuiciados ayer en la sala del Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla. Presuntamente, tuvieron lugar el 15 de marzo de 2017 en la zona de las Minas del Rif. El acusado tuvo que ser trasladado desde el Centro Penitenciario de Melilla, donde actualmente cumple condena por otra causa, para asistir a la vista. Ante el juez, aseguró que ni amenazó ni sacó una navaja a los agentes, aunque reconoció que, a causa de los nervios, sí que los insultó.
Según relató el procesado en el juicio, agentes de la Policía Local le dejaron una multa sobre su vehículo y en la misma le escribieron una serie de descalificativos. “Me decían que era un pastillero, un ‘farjanero’ y un yonki”, sostuvo. Por este motivo, él se personó en la comisaría para pedir explicaciones pero, de acuerdo con su versión, un agente le pegó y luego fue expulsado del edificio. “Más tarde volví con mi padre, pero no nos dejaron entrar”, contó.
Ese mismo día, sobre las 18:30 horas, él estaba en su barrio, en las Minas del Rif, cuando se presentaron en el lugar varios vehículos policiales. “Llamé a mi padre y a otros vecinos para que no hubiera malos entendidos”, apuntó el encausado. “Cuando vi a los policías pensé que vinieron porque tenían algo en contra de mí”, agregó. El individuo admitió que “montó jaleo” y que, en un momento dado, se dio un cabezazo contra su vehículo. No obstante, señaló que no opuso resistencia alguna durante su detención.
La versión de los agentes
En el juicio también declararon varios agentes que intervinieron en la detención del procesado. Según contó el primero en testificar, fue requerido por otros compañeros, ya que una multitud de vecinos impedían a la grúa que se llevase el coche del encausado. “Allí estaban unas 20 o 30 personas”, dijo. “El ambiente que nos encontramos era bastante tenso”, expuso.
Este agente aseguró que el procesado insultó y amenazó a los policías. “Vimos que sacó una navaja e intentó acometer contra nosotros”, declaró el funcionario. Según sostuvo, los vecinos intervinieron y le quitaron el arma, que no fue recuperado. “El acusado hizo un claro ademán de agredirnos”, aseguró.
El policía dijo que desconocía de dónde pudo sacar la navaja. “No sé si la llevaba encima, si alguien se la dio o si la cogió del portal”. Además, recordó que el encausado insultó y amenazó a los vecinos que estaban asomados a las ventanas “porque fueron los que avisaron”. El siguiente funcionario coincidió con la versión de su compañero. Según manifestó, creía que pudo sacarse una “navaja grande” de la ropa, pero apuntó que los amigos del acusado “se echaron encima” para quitársela. También afirmó que el encausado opuso “gran resistencia” durante la detención.
El tercer agente dijo que el procesado se dirigió a él “personalmente” para insultarlo y amenazarlo. Sin embargo, señaló que, aunque vio “movimiento”, no llegó a presenciar el momento en el que supuestamente sacó una navaja a otros policías.
Testigos del acusado
Por otro lado, en la misma vista declararon varios testigos que, según afirmaron, estuvieron presentes durante la detención, entre ellos, un vecino y una vecina con los que el acusado mantiene amistad. Según sostuvieron ambos, antes de que se lo llevasen arrestado, el procesado apareció en el barrio “casi llorando”. Entonces, les relató que un agente le había maltratado en comisaría y que después fue expulsado del edificio. “Tenía la cara roja”, apuntaron los dos testigos en el juicio. Además, ambos afirmaron que el encausado no amenazó ni sacó ninguna navaja a los policías, aunque reconocieron que estaba muy alterado y que llegó a insultar a los agentes.
El último en declarar fue el padre del acusado, quien aseguró que acompañó a su hijo a comisaría, pero no les permitieron entrar. Contó que también estuvo presente durante la detención de su hijo y que no intentó agredir a los agentes con ningún arma. “Estaba muy alterado, pero no amenazó a los policías”, sostuvo el hombre.
Tras escuchar todas las declaraciones, el acusado declinó a la opción de hacer uso de su derecho a la última palabra. El titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla dejó el caso visto para el dictado de una sentencia.