Los melillenses cumplen con la tradición. Un año más la Mezquita del Toreo se llenó de ciudadanos que quería vivir en primera persona la misa rociera que se ofrece en el albero y que contó con la intervención de los dos coros rocieros.
Muchas niñas y mujeres decidió lucir su vestido de flamenca y ver la eucaristía rodeados de volantes y flores en el pelo.
La mitad del tendido de la plaza de toros se llenó con las familias que llevaban a sus hijos a esta misa tan especial.
Además, las sevillanas bailadas por los alumnos de la Escuela de Danza pusieron el punto y final a este acto, al que acudieron varias autoridades civiles y militares, tras finalizar la eucaristía.
El sacerdote que ha dirigido la misa en esta ocasión invitó a los melillenses a mirar en su interior. Leyó una lectura en la que se hablaba de la hipocresía de los fariseos y comentó las palabras de Jesús que aseguraba que la impureza y el enemigo no estaba en los alimentos que se pudieran tomar o en cosas exteriores, sino en la propia persona.
Explicó que en Feria hay que coger esta idea y reflexionar sobre ella. Aseveró que muchas veces estamos más pendientes de lo negativo que tienen otras personas mientras que descuidamos lo que hacemos notros.
El mensaje
En este sentido, el sacerdote indicó que todo el mundo cierra con llave la puerta de su hogar y toma precauciones para que no le roben. Pero afirmó que, en cambio, no tiene ningún tipo de prudencia en cuidar su interior para evitar hacer daño a terceros. Insistió en el que el enemigo está en el corazón de cada uno y no es ni nuestro vecino ni nadie externo por muy diferente que sea esa persona.
Por todo ello, reiteró a los cristianos que acudieron a esta eucaristía que dediquen algo de tiempo a cuidar su interior, en lugar de estar tan pendientes de los enemigos exteriores y que le rogaran ayuda a la Virgen de la Victoria.