La muerte por atropello el 5 de marzo del pasado año de Carlos Huelin cuando pedaleaba con su bicicleta por la calle Méjico, en el barrio de Cabrerizas, supuestamente por un conductor ebrio conmocionó a Melilla
El Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla celebró ayer el juicio por este caso. El acusado de la muerte aseguró que no se encontraba bajo los efectos del alcohol cuando su coche impactó con el ciclista. Declaró, además, que no detuvo la marcha del vehículo tras embestir a la víctima porque, a causa del sol, no pudo ver que se trataba de una persona.
Sin embargo, policías locales que intervinieron el día de los hechos afirmaron ayer que el procesado tenía “síntomas claros” de embriaguez.
Durante su intervención, el acusado, muy emocionado, pidió perdón a la familia y dijo que ojalá pudiera volver atrás porque, por su culpa, ocurrió esta tragedia.
La Fiscalía mantiene para el acusado la petición de una pena de cuatro años de cárcel como presunto autor de un delito de homicidio imprudente. La acusación particular le imputa también un delito de omisión del deber de socorro, por lo que solicita nueve años. El caso ha quedado visto para sentencia.
Hay que recordar que una semana después del suceso, una multitudinaria marcha recorrió Melilla en recuerdo de Carlos Huelin. Además, los organizadores del evento se reclamó que se apliquen mayores castigos a quienes por imprudencia grave causen la muerte de una persona. Otra de las reivindicaciones era que se dotara a la vía pública de infraestructuras que garanticen la seguridad de los ciclistas. Un año después de aquel hecho, la ciudad trabaja en el carril bici. Promover una movilidad sostenible y reducir el número de accidentes siguen siendo dos de los retos pendientes, estrechamente ligados.