Este testigo está en la misma cárcel que otros dos procesados, aunque negó estar amenazado por ellos
Según sostienen en sus escritos la Fiscalía de Melilla y la acusación particular, que en este caso representa a la familia de la víctima, Fares medió en una pelea que tuvo lugar horas antes de su muerte en el Barrio Hebreo. De acuerdo con esta versión, hubo un altercado entre el acusado Mimon M. A. y un amigo del fallecido llamado Salah, quien testificó ayer en el juicio. Los agentes investigadores señalaron que Fares intervino arrojando botellines al suelo para que la pelea se diera por terminada, según les dijeron varios testigos. Este hecho pudo ser el que encendiera la “chispa”, según los policías, que desencadenó la agresión con catanas en el Real. No obstante, Salah afirmó por videoconferencia que no se acordaba apenas del incidente en el Barrio Hebreo. “No recuerdo que Fares me defendiera”, apuntó.
El testigo tampoco reconoció que, tras ese altercado, varias personas le hubieran dicho que tuviese cuidado porque los acusados lo estaban buscando con cuchillos. “No me acuerdo”, respondió, pese a que la representante del Ministerio Fiscal le insistió en que así lo relató ante el juez de instrucción. Por otro lado, el amigo de Fares apuntó que no se acordaba de haber manifestado que la víctima tuviera mala relación con los acusados.
“¿Usted tiene miedo ahora?, ¿ha sido amenazado en este tiempo?”, le preguntó la fiscal. Salah lo negó. “Usted en fase de instrucción aseguró que lo tenían amenazado, que le decían ‘Te vamos a matar’ y le llamaban ‘chivato’. ¿Lo recuerda?”, continuó la representante de la Fiscalía. La respuesta fue negativa.
Salah también rechazó que los procesados o sus allegados le hubieran ofrecido dinero a cambio de su silencio. “Al juez instructor le dijo que le habían ofrecido 15.000 euros”, le respondió la fiscal. Sin embargo, el testigo aseguró que no lo recordaba. Tampoco se acordaba del motivo por el que dijo al juez instructor que los procesados eran las personas que habían matado a Fares.
Sí reconoció que una semana después del asesinato de la víctima sintió miedo al ver que cuatro personas se bajaban de un coche con armas blancas. “Yo me escapé y no vi a ninguno”, sostuvo. Según dijo, entonces sí sintió miedo, pero ahora no.
El testigo intentó justificar su falta de memoria diciendo que toma mucha medicación, por lo que le costaba mucho acordarse de las cosas.
Salah manifestó que desconocía quiénes podían ser los autores del crimen que terminó con la vida de Fares en la calle Mar Chica, al contrario de lo que señaló en comisaría y durante la fase de instrucción.
En prisión con dos acusados
Al finalizar el interrogatorio de la acusación y la defensa, después de que los miembros del jurado declinaran la opción de hacer preguntas al testigo, el juez del caso, Juan Rafael Benítez, se dirigió a Salah para saber si actualmente se encuentra cumpliendo una pena en el mismo centro penitenciario en el que están presos por otras causas los procesados Yussef K. A. y Mimon A. B.
El testigo reconoció que sí, aunque apuntó que no estaban en el mismo módulo y que tampoco coincidían comunes. Salah también negó que los procesados le hubieran hecho llegar algún mensaje sobre este procedimiento a través de otros presos.
En la vista de ayer, una agente investigadora sostuvo que atendió en numerosas ocasiones a Salah después de la muerte de Fares. “Vino muchas veces a comisaría con verdadero miedo, él pensaba de verdad que le iban a hacer algo”, subrayó la policía. “Continuamente lo intentaban amedrentar y lo llamaban chivato”, apuntó.
Según contó, ella misma acudió de testigo a un juicio por amenazas a este individuo, en el que él dijo que no recordaba nada. La funcionaria aseguró que fuera de sala le reconoció que no había dicho la verdad por miedo, porque tenía que volver en el furgón policial con los acusados.
Mañana por la mañana se reanudará el juicio con más testigos en la sala de la Sección Séptima de la Audiencia Provincial.