El Jueves Santo se indultará a un preso por 18 años consecutivo del Centro Penitenciario
La tradición de liberar a un preso del Centro Penitenciario de Melilla cumple este año su mayoría de edad en nuestra ciudad. En la tarde de ayer, la Cofradía de Nuestro Señor Padre Jesús Cautivo de Medinaceli y María Santísima del Rocío selló el compromiso para ayudar al reo que será indultado el próximo Jueves Santo para que se reinserte en la sociedad. La hermandad y el Voluntariado Cristiano de Prisiones firmaron el acuerdo y entregaron al director de la cárcel, Francisco Rebollo, la túnica y el capirote con los que podrá procesionar el próximo liberado, siguiendo así los pasos que establece el protocolo.
Como apuntó el gestor delegado de la Cofradía del Cautivo, Gregorio Castillo, el indultado no tiene la obligación de participar en la procesión. En caso de no hacerlo, el reo podrá designar a otra persona para que procesione en su lugar. Según señaló, hasta ahora, todos los liberados habían acompañado el paso del trono, a excepción de dos expresos.
La cofradía asume esta misión con mucha ilusión y ganas, sostuvo Castillo, pese a que “cada vez cueste más esfuerzos”. Sin embargo, las dificultades no son óbice para dejar de intentarlo, como indicó. “Lo estamos consiguiendo”, subrayó el representante de la Cofradía del Cautivo.
Según expuso, hasta ahora, ninguno de los 17 reos que han sido liberados, un total de 14 hombres y de tres mujeres, habían vuelto a delinquir. “Que el Cautivo nos bendiga para sacar adelante a otra familia más”, pidió.
Padre jurídico del proyecto
El acto de ayer contó con la presencia del magistrado Juan Rafael Benítez, padre jurídico y alma máter en la institucionalización de esta tradición en Melilla. Como se puso de manifiesto, este ha sido el primer año en el que el juez asistía a la firma del acuerdo. El 18 aniversario así lo merecía, como subrayó el propio Benítez. “El sentido de la liberación es ayudar a una persona a reinsertarse en la sociedad y, después, si quiere, que salga en la procesión”, insistió el juez.
“Cualquiera puede dar con sus huesos en la cárcel”, puso de manifiesto Benítez. “Hay personas que por circunstancias de la vida están caídos y necesitan de una mano amiga a la que acogerse para levantarse” , afirmó el magistrado. “Esta es la gran labor social que hacen el voluntariado y la cofradía: ayudar al que lo necesita”, apuntó.
La elección del reo
Desde que se institucionalizó la liberación de un preso, se lleva a cabo un protocolo para elegir a la persona que cada año goza de la concesión. Este se inicia con la petición que plantea la cofradía el 24 de septiembre en la celebración de la patrona de Instituciones Penitenciarias. Más tarde, en función de los expedientes de los internos, se realiza una criba que se presenta al juez de vigilancia. Este es el que, finalmente, elige al que se beneficiará de esta medida al pasar al tercer grado penitenciario.
El elegido este año es un varón, del que no se dieron más datos para preservar su intimidad.