-
El procesado negó los hechos
-
Los agentes dijeron que fueron atacados por decenas de vecinos
El Ministerio Fiscal pide tres años y nueve meses de prisión para un joven de Melilla, acusado de amenazar con un cuchillo a varios agentes de la Policía Nacional. Supuestamente, estos hechos tuvieron lugar el 21 de abril de 2016, cuando los agentes pretendían a detener a su hermano en la barriada de Los Pinares. La madre del encausado también se encuentra procesada como presunta autora de un delito de atentado, así como otra mujer de la barriada y otro vecino de la zona. El resto de los procesados se enfrentan a posibles condenas de dos años de cárcel. Según aseguraron los policías en el juicio, celebrado este miércoles en el Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla, no pudieron llevar a cabo la orden de detención porque se vieron acorralados y apaleados por cerca de 50 personas del barrio.
El joven para el que la fiscal reclama cerca de cuatro años de cárcel negó la acusación. Aseguró que en ningún momento sacó un cuchillo a los policías. Según explicó en la vista, los agentes hicieron un uso abusivo de la fuerza al detener a su hermano, al que afirmó que dieron “patones” y puñetazos. “Yo sólo me puse en medio para que no le pegaran más”, sostuvo.
La madre, también acusada de agredir a los agentes, explicó que tiene 62 años y una enfermedad que le impide hacer cualquier movimiento brusco porque se asfixia. En este sentido, negó haber pegado a ningún agente. Aseguró que lo único que hizo fue pedir a los policías que detuvieran a su hijo, pero que no le pegasen más. La mujer dijo que fue detenida junto a una vecina cuando acudieron a la Jefatura Superior de Policía.
En la misma intervención, los agentes detuvieron a otro joven del barrio. Supuestamente participó en la agresión a los policías, aunque el encausado sostuvo que los hechos no fueron así. Según expuso ante la magistrada, vio cómo los funcionarios empujeron a su madre y esta cayó al suelo. Entonces, se dirigió a ellos para reprocharles lo ocurrido, pero sin recurrir a la violencia física, siempre segun la versión del encausado.
La otra vecina detenida también negó haber dado puñetazos e insultado a los agentes cuando acudieron a Los Pinares. “Ellos a mí sí me agredieron, pero yo a ellos no”, aseguró la procesada.
“Fuimos apaleados”
Los seis agentes que resultaron lesionados en su intervención aseguraron ante la magistrada titular del juzgado que les fue imposible defenderse. Según explicaron, tenían la orden de detener a un joven. Al verlo muy cerca de su domicilio, bajaron del coche e intentaron arrestarlo. “Intentamos ponerle los grilletes en el suelo, pero oponía gran resistencia. De repente, empezó a salir la gente y ya no pudimos llevar a cabo la detención”, señaló uno de los policías, quien afirmó que aquel día sufrió lesiones en el tobillo y en la espalda. Según expuso, el hermano del que iba a ser detenido salió con un cuchillo y amenazó a los agentes con matarlos si no soltaban a su familiar.
“Tuvimos que centrarnos en él, por nuestra integridad física”, relató. Este policía afirmó que se presentaron en el lugar sin llevar porras ni armas. “Fue todo tan rápido que sólo acudimos con el uniforme”, apuntó. Asimismo, indicó que en esta intervención se podría haber detenido a más personas. Sobre el cuchillo, señaló que el acusado lo lanzó y desapareció del lugar.
Otro de los agentes explicó que el joven procesado se sacó el arma blanca de una bandolera y que, más tarde, lo lanzó por la rejilla de una puerta. Asimismo, afirmó que el otro vecino acusado los pegó muy violentamente. A preguntas de un abogado de la defensa, respondió que sí llevaba el arma reglamentaria encima, aunque explicó que no la sacó porque no lo vio necesario. Sobre la madre del encausado, sostuvo que se dedicó a intimidar y a agredir a los policías para evitar el arresto de su hijo.
Un tercer agente afirmó que uno de los acusados lo agarró del cuello mientras otro lo sujetaba de los brazos para que no pudiera defenderse. “Sufrí lesiones en el cuello”, dijo.
Por otro lado, varios vecinos de la barriada en la que ocurrieron los hechos declararon en calidad de testigos. Todos coincidieron al decir que no vieron al acusado portar ningún arma y muchos afirmaron que presenciaron una actuación muy violenta por parte de los agentes.
Tras escuchar todas las declaraciones, la fiscal mantuvo su acusación: tres años y nueve meses para el acusado de un delito de atentado, agravado por el uso de arma blanca; y dos años de prisión por el mismo delito para el resto de los procesados. Los letrados subrayaron que todo indicaba a que los agentes no habían dicho la verdad, por lo que reclamaron la absolución de sus defendidos. La juez decidirá.