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El conjunto de nuestra ciudad cedió en la tanda de penaltis, en la que estrelló sus tres disparos en los postes
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Termina como el equipo menos goleado, habiendo encajado únicamente dos goles
En la mañana del sábado, Melilla se enfrentaba con Barcelona en la final de consolación por el tercer y cuarto puesto, resultando un partido entretenido con ocasiones de gol para ambos conjuntos que no llegaron a concretarse por ninguno de ellos, si bien las más claras las tuvo Melilla en la primera parte con un disparo de falta de Miguel Marin y un golpeo de Orta desde su propio campo sorprendiendo al portero barcelonés, que no encontraron el gol por muy poco.
En la segunda parte del partido la tónica siguió siendo la misma, destacando un golpeo de Óscar Moya que, tras detener un lanzamiento de un jugador catalán, a punto estuvo de hacer un gol parecido al que hizo el día anterior, aunque en esta oportunidad el balón se fue desviado por muy poco de la meta rival.
Con el empate a cero se llegó al final del tiempo reglamentario, por lo que el partido tuvo que resolverse en la tanda de penaltis, en la que en esta ocasión la suerte les fue esquiva a los jugadores del puerto melillense, ya que a pesar de que el cancerbero Óscar Moya logró detener uno de los lanzamientos de penalti, hay que significar que los tres lanzamientos desde el punto fatídico ejecutados por los jugadores melillenses se terminaron estrellando en la madera.
A pesar de este resultado registrado en el día de ayer, lo cierto es que hay que calificar la actuación del equipo del Puerto de Melilla como excelente, consiguiendo por segundo año consecutivo estar entre los cuatro primeros equipos de la competición, además de ser el equipo menos batido, llegando a encajar únicamente dos goles a lo largo de todo el campeonato.