La profesora de la Facultad de Enfermería del Campus de Melilla de la Universidad de Granada (UGR) Raquel García Pérez explicó ayer que en la actualidad una de cada cuatro personas “va a desarrollar una enfermedad mental a lo largo de su vida”. Es más, supondrá “en un futuro” un 20% de la población mundial.
Las afecciones principales tienen que ver con los trastornos depresivas y la ansiedad. Lo dijo en el transcurso de la mesa redonda del Curso Internacional de Verano Ciudad de Melilla sobre ‘Salud Pública: aspectos legales, sanitarios y asistenciales’.
Durante la mesa redonda tanto la profesora García Pérez como el médico del Centro Penitenciario de Melilla Guillermo Padilla expusieron las distinciones del tratamiento y asistencia a la salud mental dentro y fuera de las prisiones. “Con el consumo y abuso de drogas una persona que no tiene problemas psiquiátricos puede desembocar en el desarrollar de una enfermedad mental”, aseguró la primera. Como también se resaltó ayer en otra de las ponencias, la profesora de Enfermería recordó que “un 50% de las personas con estos síntomas consumen sustancias de abuso”.
Consumo de drogas
El consumo de drogas es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades mentales. Asimismo, la profesora destacó otros significativos como psicológicos, familiares, sociales, económicos o biológicos, entre otros. El conjunto de los internos de las prisiones son un grupo que concentra un alto riesgo de desarrollar en la cárcel algún síntoma psiquiátrico. Como este sector, las mujeres o las personas en riesgo de exclusión y sin hogar también son grupos de riesgo. “Las situaciones de violencia con las mujeres, la desigualdad social y laboral o la acumulación de roles durante su vida puede desembocar en el desarrollo de problemas mentales”, explicó, como puede ser el caso de las mujeres que fueron maltratadas por sus parejas.
Además de esta mesa redonda, en la tercera jornada de este curso de verano de la Ciudad y la UGR con la colaboración de Instituciones Penitenciarias hubo tres ponencias más. Por un lado, la psicóloga clínica, legal y forense Ana Ruth Bernardo presentó en su conferencia el trabajo empleado con grupos de 40 jóvenes internos de 18 a 21 años de la cárcel de Albolote (Granada) para “promocionar la salud”. “No queremos decir lo malo que es no cuidarse, sino lo bueno que es cuidarse. Trabajamos desde distintas áreas como la afectivo sexual, promoción de la salud mental (autoestima, resolución de conflictos, aprender a pensar), ejercicio físico o alimentación”, aseguró. Éste es un programa realizado desde 2009 conjuntamente por el Servicio Andaluz de Salud e Instituciones Penitenciarias.
Trabajos comunitarios
Otra de las ponencias fue la de la subdirectora general de Penas y Medidas Alternativas, Myriam Tapia, quien resaltó que están trabajando en un programa piloto con un tratamiento para los penados a trabajos en beneficio de la comunidad que están sometidos a una pena alternativa de la prisión con problemas de drogodependencias. “En Melilla aún no se ha desarrollado, porque se trata de un pilotaje”, afirmó.
La imprudencia o la negligencia, delitos en la Sanidad
Los principales delitos relacionados con el trabajo de los profesionales sanitarios son la mala praxis profesional como lesiones por imprudencia o por negligencia médica. “Que sean el tipo de denuncia que más se interpone no significa que hayan muchas”, aseguró a El Faro el profesor de la Facultad de Enfermería del Campus de Melilla de la Universidad de Granada (UGR), Carlos Andrés García Cano. Ayer a mediodía ofreció una ponencia en el curso de verano sobre Salud Pública sobre los delitos que puede cometer el personal sanitario. Estableció una diferenciación entre el delito por negación de la asistencia sanitaria y el delito de omisión del deber de socorro, regulado mediante el Código Penal español. Por último, también realizó un repaso a los tipos de Eutanasia. “No hay nadie condenado por un delito de algún tipo de Eutanasia en España”, señaló.
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