El ímpetu y la fe de los costaleros llevó a la Virgen del Carmen hasta la playa para bendecir, otro año más, los mares de Melilla, pese al fuerte levante.
La procesión marítima se suspendió debido al mal tiempo, pero los devotos de la Virgen no quisieron dejar a su Patrona sin mecerse en el mar y tanto los costaleros del Hipódromo como los del barrio de Corea la llevaron hasta él.
A las cinco de la tarde comenzó una procesión que duró más de seis horas por las calles de estos barrios y por el Paseo Marítimo. La Virgen del Carmen fue escoltada desde su salida, en la sede de la Asociación Hipódromo, hasta la playa por una escuadra de gastadores de la Compañía de Mar de Melilla. Además, fue acompañada musicalmente por la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
Suspendido el embarque
La mañana de este pasado 16 de julio comenzó con incertidumbre, que se tornó en tristeza al mediodía. La Asociación Cultural Virgen del Carmen de Corea tuvo que suspender la parte marítima de la procesión debido al mal tiempo por el fuerte levante. Esto entristeció a muchos, pero no pudo con la moral de los costaleros.
Tras la misa celebrada a las seis de la tarde en San Agustín, la procesión se dirigió hasta la playa del Hipódromo donde los costaleros la llevaron hasta el mar y ofrecieron una corona de laurel para los que perecieron en él. Entre fuertes olas, los hombres de trono aguantaron el tipo y se mojaron hasta la cintura para que la Virgen del Carmen pudiera bendecir los mares.
Después de este acto, el cortejo procesional continuó por el Paseo Marítimo hasta llegar a la altura del bar Dalila, donde los hombre del Hipódromo cedieron el turno a los hombres del barrio de Corea que, emocionados, levantaron a pulso a la Patrona de los pescadores nada más tenerla sobre sus hombros. Si no hubiera hecho mal tiempo, la Virgen habría embarcado y los coreanos la hubieran recogido en las playas de su barrio. Al no ser así, no quisieron perder la oportunidad de llevar al mar a su Virgen. La procesión fue hasta la orilla, donde los hombres de trono se pusieron de rodillas con el agua casi al pecho hasta sacarla a la arena. Miles de melillenses acompañaron a la reina de los mares por algunos de estos puntos de la procesión.
Como manda la tradición, una vez que la Virgen del Carmen ha bendecido el agua, ya pueden bañarse los ciudadanos en el mar. “Los hijos de los pescadores no nos podíamos bañar hasta el 16 de julio cuando se bendecía el mar. Venía el cura hasta la playa con la Virgen. El que se bañaba, se decía que lo hacía de ‘traspelo”, explicó a El Faro el presidente de la asociación del Carmen, Jesús Blanco.