El Ramadán llegó ayer a Melilla y la incidencia se dejó notar desde por la mañana. La rutina de los musulmanes melillenses cambia.
Hay establecimientos que cierran todo el día o que abren por la tarde. La gente sale a comprar conforme se acerca la primera ruptura del ayuno. Harira, chuparquía, dátiles o brevas, platos y productos típicos de estas fechas, no faltan en la mesa.
Ayer comenzó en esta ciudad el mes sagrado del Ramadán. Una fecha en la que la paciencia y la convivencia son las protagonistas. Los musulmanes empezaron su primer día de ayuno y, por eso, la rutina cambia y parte de los comercios no abrieron o lo hicieron ya por la tarde. El Mercado Central fue un ejemplo de ello. Varios puestos de tenderos quedaron sin cubrir durante el día de ayer y por los pasillos había menos gente que de costumbre. “Ahora mismo el mercado como ve está vacío. Los días más fuertes son los sábados o los miércoles”, explicó a El Faro Karim, tendero del mercado, alrededor de las 12:00 horas. Según relató “la gente compra más, pero acuden a los autoservicios y puestos del Rastro”.
Bajan los precios
A la hora de romper el ayuno, productos como los dátiles o las brevas no faltan en las mesas de los melillenses. Este año el precio de los dátiles ha bajado con respecto al año pasado “por efectos de la crisis”. “El kilo de dátiles y de brevas está en cinco euros”, señaló Karim. “Antes la gente compraba muchísimo, ya no tanto. En Ramadán compran más, buscan lo que se les antoja”, agregó.
Por otro lado, otro de los platos típicos para la ruptura del ayuno son la harira, sopa de verduras, y la chuparquía. “Lo que más se vende en la pastelería en Ramadán es la chuparquía, sin duda”, destacó Mohamed, propietario de una pastelería de El Rastro. Señaló que es un pastel “totalmente artesenal” basando exclusivamente en “harina y miel”. “La harira y la chuparquía van siempre unidas y no faltan en las mesas”, agregó.
Con la familia
“Nuestra religión dice que siempre tenemos que estar unidos con la familia”. Así definió a El Faro Ahmed cómo pasan los musulmanes melillenses estas fechas. Tanto el día como la ruptura del ayuno se pasa con la familia y los amigos. “Ramadán es algo que Dios nos ha dado, porque tiene interés bueno en nosotros”, explicó.
Aunque pueda parecer complicado acometer un día de vida y trabajo en ayuno, la comunidad musulmana lo lleva intrínseco. “Los primeros días se hace más complicado, porque es el primer contacto. Después se convierte en rutina y es mucho más fácil llevarlo”, señaló.
El truco está en la mente. “Una persona tiene que saber llevarlo. Está en la mente. No es complicado. Llevo casi 20 años haciéndolo y no es que sea difícil”, aseguró. Sobre la ciudad, sólo tuvo buenas palabras. Estas fechas en Melilla “se viven muy bien”.