No sólo la comunidad hebrea, sino una representación de la sociedad melillense, celebró ayer el encendido público de las luces de la festividad de Janucá.
Fue la puesta en práctica, la demostración simbólica de la convivencia pacífica de las diversas culturas residentes en Melilla y, por ello, la esencia de los discursos pronunciados por el presidente de la comunidad judía, Jaime Azancot, y por el presidente de la ciudad, Juan José Imbroda.
Azancot relató la antigua historia según la cual el aceite que había en una vasija para encender las velas, que sólo iba a durar un día, sirvió finalmente para ocho, y asoció ese hecho milagroso a la propia singularidad de Melilla. “Podemos definir nuestra querida ciudad como un milagro. El respeto y la verdadera amistad entre los integrantes de las distintas confesiones y culturas que convivimos en ella, con la que está cayendo en el resto del planeta, es un verdadero milagro y debemos luchar para que sea así siempre”, aseguró.
“No dejemos que los extremismos nos afecten”, añadió, “y sigamos siendo un ejemplo no sólo para futuras generaciones, sino para España, Europa y el mundo”.
El presidente Imbroda alabó la “grandeza” de Melilla, que le confiere el hecho de que su cultura sea un compendio de todas las que conviven en la ciudad. “Es único, no es frecuente. Nada más que pasa en Melilla”, se congratuló.Proyección exterior
Imbroda se refirió a que, en este sentido, la proyección de Melilla hacia el exterior debería ser mayor, “para que vean que es posible la convivencia en paz de todas las comunidades que formamos esta bendita ciudad”. “Serviríamos de ejemplo para muchísima gente que se mata, en contra de cualquier dogma religioso”. “La vida es consustancial a la religión”, dijo, y calificó de “canallas” a los que matan en nombre de sus dioses.
“Somos todos iguales, somos todos judíos, somos todos musulmanes, somos todos cristianos, somos todos hindúes. Y si no es así, nos hemos equivocado plenamente”, afirmó. Finalizó deseando que estos valores se inculquen en los niños porque así “estará garantizada una Melilla de futuro, en paz, una Melilla española por antonomasia, en África”.
De manera previa se había procedido al encendido de las luces por parte, entre otros, del rabino principal, Yamin Bitan, el propio Imbroda y el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani. El acto, que se celebró en uno de los salones del Hotel Melilla Puerto, contó con la actuación del cantante Simón Yoel y, a su finalización, hubo una degustación de productos hebreos típicos de Janucá.