La escuadra unionista se asoma a la zona VIP de la clasificación empujado por la inercia positiva en la que se encuentra, en una jornada en la que no hubo ningún triunfo visitante.
Siempre se ha dicho que el estado de ánimo influye, y de qué manera, en el rendimiento de un equipo y eso es lo que le está ocurriendo a la UD Melilla. El estado de Gracia que atraviesa el conjunto de Fernando Currás hace que los jugadores no pierdan la fe en la victoria como ocurrió hace quince días ante el FC Cartagena y cuenten además con la fortuna para imponerse a uno de los rivales más complicados que han pasado por el Álvarez Claro como fue el Villanovense.
El partido del domingo ante el cuadro extremeño no tuvo mucha historia en cuanto a fútbol, pero sí dejó claro el compromiso del equipo por seguir asentado en la zona alta de la clasificación y con ello seguir trasmitiendo la ilusión de pelear por cotas más altas, que es para lo que estaba confeccionado a pesar de que pocos en el seno de la entidad azulina se atrevieran a decirlo públicamente. Las hemerotecas están ahí para algo. El fútbol le está devolviendo al Melilla lo que a principios de curso le privó. Con un fútbol menos vistoso pero más de ida y vuelta, el equipo unionista se ha situado entre los mejores del grupo en el momento clave de la temporada. Nadie va a regalar nada en una competición en la que la igualdad es lo que predomina, pero al menos, ahora sí, los norteafricanos se la van a jugar de tú a tú con otros aspirantes a concluir la primera fase de la liga en los puestos de privilegio.
Por lo pronto el próximo domingo el mítico Ramón de Carranza será el escenario en el que se miden dos de los mejores equipos del panorama futbolístico nacional en lo que llevamos de año. Al menos en cuanto a resultados. Tanto el equipo de Claudio Barragán como el de Fernando Currás llegan al duelo en su mejor momento, aunque con algunas dudas en cuanto al juego que despliegan. Eso sí, en esta ocasión el Melilla se enfrenta a un equipo que supera con creces al azulino en cuanto a potencial económico y en plantilla, pero en fútbol dos y dos no siempre son cuatro y al final son once contra once los que juegan.
La UD Melilla se mide a un Cádiz CF que se ha mostrado intratable en casa. El cuadro andaluz es en estos momentos el segundo mejor equipo del grupo como local, tan solo superado por el UCAM Murcia. Los amarillos no han perdido ningún partido ante su exigente afición y solo el Granada B, El Palo y La Roda han sido capaces de arañar un punto en el coliseo de la Bahía.
A pesar de que el equipo melillense afrontaba el domingo un partido complicado con hasta cinco jugadores al borde de la suspensión, Fernando Currás podrá contar con todos sus efectivos para el duelo que llevará a cabo en la Tacita de Plata. Un partido en el que los azulinos no estarán solos puesto que contará con el apoyo de un nutrido grupo de aficionados que se desplazarán con la Peña Nacho Aznar para apoyar a su equipo en un choque a priori desigual.
Conforme avanza el curso cada vez es más difícil puntuar fuera de casa. Los resultados de la jornada lo demuestra. Siete victorias locales y tres empates confirman lo complicado que a estas alturas de la temporada supone no regresar de vacío a casa. El Cádiz arañó un valioso punto en su visita al feudo de La Hoya Lorca, al igual que hicieron Jaén y Arroyo en sus visitas a Granada y El Palo.
Siete victorias locales en la última jornada
De las siete victorias locales que se produjeron en la última de las jornadas dentro del grupo IV de la Segunda División B, la que más llama la atención es el contundente 4-0 que el Almería B le endosó al tercer clasificado del Grupo, la Balompédica Linense, que sigue en lo más alto de la tabla debido a su fortaleza como local que no así cuando disputa sus encuentros fuera de su terreno de juego como así lo demuestran los últimos resultados cosechados por el conjunto gaditano.
Ninguno de los seis últimos clasificados logró ganar, por lo que la pelea en la zona baja de la clasificación sigue siendo infernal. Tan solo dos puntos separan al Arroyo, farolillo rojo del grupo, del Lucena, equipo que marca la salvación. Las jornadas que restan hasta la conclusión de la temporada se presentan igualadas.