Exigirán la salida a la península tras pasar hasta seis meses en el CETI. El colectivo se queja del trato preferencial que dicen que los mediadores dan a los africanos. Denuncian robos continuos y el consumo de drogas y alcohol en el interior del CETI.
El colectivo sirio de Melilla prepara una nueva protesta en la Plaza de España para la próxima semana. Como en ocasiones anteriores tienen previsto manifestarse para reclamar la salida de Melilla y denunciar problemas de convivencia en un Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) que, según comentan a El Faro, acoge a cerca de 2.200 personas (700 sirios y 1.500 subsaharianos), una cifra bastante alejada de los 1.500 residentes que admiten fuentes del CETI.
Lo que más molesta a los sirios es el trato preferencial que dicen que mediadores y vigilantes de seguridad del Centro de Estancia Temporal otorgan a los subsaharianos. El colectivo está convencido de que tanto los unos como los otros tienen prejuicios hacia los sirios.
Según explicaron ayer a este periódico, es común que los vigilantes del CETI esposen a los sirios ante el más mínimo incidente. Sin embargo, insisten, se muestran tolerantes con el consumo de cocaína, hachís y alcohol de algunos subsaharianos, que no se esconden para esnifar o fumar sino que lo hacen dentro del centro y en los alrededores, muchas veces a plena luz del día y delante de los niños, siempre según los sirios.
Este colectivo de inmigrantes también se queja de los robos continuos que ellos achacan a cameruneses, que pasan por ser la comunidad con la que más problemas tienen. La mayoría de las peleas se originan siempre que algún camerunés pega a un niño sirio y los padres salen en su defensa.
Dentro del CETI, explican a El Faro, las colas para el comedor son interminables y es en ese momento en el que se generan muchas tensiones.
El choque entre inmigrantes sirios y cameruneses no nos coge por sorpresa. Desde el propio CETI ya habían comentado a El Faro la conflictividad de ambos colectivos, que se niegan a acatar las normas del centro.
Para los sirios del CETI, es importante que la gente sepa que ellos llegan a Melilla huyendo de la guerra, con lo puesto y con sus hijos. También que vean las fotos de cómo se vive en un centro hacinado, en el que aún continúan montadas ocho tiendas de campaña (seis de Cruz Roja y dos del Ejército). Cada una de ellas, ocupada por una veintena de personas.
Es común que las tiendas de los ‘africanos’, como los sirios llaman a los inmigrantes de origen subsahariano, estén por el día llenas de gente durmiendo. “Pasan la noche bebiendo, cantando y bailando”, explican a El Faro.
A todo este cúmulo de dificultades de convivencia en el CETI más congestionado de España se suma el hecho de que muchos sirios llevan hasta seis meses en Melilla, a la espera de salir a la península para continuar camino hacia Francia o Bélgica. Por eso tienen previsto protestar la semana que viene.
Un millar de sirios vive en Nador y espera llegar a la UE
Al menos un millar de sirios busca en Nador la forma de entrar en la Unión Europea. Muchos eligen dar su primer paso entrando en Melilla, pero cuando llevan tiempo viviendo en un CETI lleno hasta la bandera, recogen sus cosas y regresan a Marruecos. Se llevan consigo la tarjeta de identificación del centro y sus amigos se encargan de avisarles si les llega la orden salida a la península. Prefieren esperar en Nador a vivir en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de la ciudad.
También se ha dado el caso de una familia siria de 20 personas que salió hacia la península y según cuentan sus compatriotas en el CETI, los enviaron a Málaga y, de ahí a Madrid. En la capital de España entendieron que las cosas no habían salido como las habían planeado, así que recogieron sus pertenencias y regresaron a Melilla. Una vez en la ciudad, cruzaron la frontera y se marcharon a Nador, donde han fijado su residencia.
La vida en Europa es demasiado dura para gente que viene huyendo de la guerra e incluso, herida. Es el caso de un sirio entrevistado ayer por El Faro. El hombre, que prefiere no identificarse, recibió un balazo en la pierna derecha y muestra las cicatrices que le dejó la metralla en las caderas.
Llegó al CETI y aunque la bala cicatrizó mal y quizás no pueda caminar nunca más sin ayuda de las muletas que lleva consigo, en el centro médico asegura que no le prestaron atención. “No me han llevado al hospital”, lamenta.
Ninguno de los sirios entrevistados ayer por El Faro está recibiendo actualmente ayuda en las mezquitas de la ciudad, que antes los recibían con los brazos abiertos.
El futuro es hoy más incierto para ellos. En un pequeño grupo se juntan los sirios que huyeron de los bombardeos de Homs, los de Latakia y los que han visto cómo el Estado Islámico ha convertido Raqqa en su capital.
La vuelta atrás es impensable e imposible. Ahora sólo les queda decidirse entre comenzar una nueva vida en Europa o quedarse en Marruecos, donde son bastante tolerados por las autoridades.
Marruecos estudia el asilo de 281 sirios
El Gobierno marroquí está estudiando la concesión de asilo a 281 sirios que este año han pedido protección internacional en el país vecino.
Desde el CETI comentaron a El Faro que el pasado verano medio centenar de sirios solicitó asilo en Melilla. Una información que confirman los inmigrantes de nacionalidad siria entrevistados ayer por El Faro.
Según explicaron a este periódico, la mayoría decide no pedir asilo en España porque eso les limitaría su movilidad por Europa. Además, ratifican la información publicada por El Faro: Las personas que solicitan protección internacional en el CETI de Melilla ya están saliendo hacia la península.
Por otra parte, Marruecos se ha mostrado tolerante con los sirios, desde la llegada de los primeros inmigrantes que huyeron de la guerra. En algún momento, las autoridades marroquíes han tenido que advertir a los hombres de este colectivo que quien cometa faltas de respeto con las mujeres marroquíes será expulsado del país. Por lo demás, muchos sirios encuentran en el reino alauí un sitio donde retomar sus negocios y su vida.