•Cientos de personas participaron ayer en la limpieza de la Playa de Horcas Coloradas •Del fondo marino se extrajeron cerca de 300 kilos de vertidos
“Somos muy malos con las playas”. Esta es la conclusión de Próspero, un menor de 10 años que ayer participó en la limpieza de la playa de Horcas Coloradas. Razón no le falta a este alumno de La Salle. En apenas unas horas, unos 300 voluntarios retiraron 3.300 kilos de basura de la costa y el fondo marino. De ellos, pese a que las condiciones del mar no eran las más propicias, se extrajeron del fondo cerca de 300 kilos de vertidos.
“No es un vertedero”
“Hay montones de botellas y de tapones”, apuntó Jesús, de ocho años. A su parecer, “ensuciamos demasiado” porque no nos damos cuenta de que “la playa no es un vertedero”.
La buena noticia es que este mensaje cada vez está calando más en la sociedad. Como destacó a El Faro Pedro Paredes, uno de los coordinadores en Melilla de la actividad organizada por la Red de Vigilantes Marinos a nivel nacional: “Es todo un éxito que en nuestra ciudad se haya implicado gente de prácticamente todos los ámbitos de la sociedad”.
Y es que ayer sumaron sus manos para dejar la playa a punto personas del Ejército de Tierra, del Ejército del Aire, de la Guardia Civil, de asociaciones de buceo y la Federación de Actividades Subacuática. Participaron distintos centros educativos y también de la Universidad de Granada en Melilla, además de las asociaciones sociales, ONGs y ciudadanos en general. También colaboraron desde las consejerías de Coordinación y Medio Ambiente, y de Educación, Juventud y Deportes.
Lo que más abunda, tanto fuera como dentro del agua, son los plásticos. Pero también se recogieron varias ruedas, redes de pesca y vertidos de hierro, entre otros materiales. En este sentido, Paredes apuntó que muchos de los vertidos que terminan en nuestras aguas y costas no se desechan aquí, pero son arrastrados por el viento y el levante.
Tomar medidas
Ante esta circunstancia, ya se han propuesto medidas como colocar tapas a las papeleras de la playa, para evitar que la basura depositada se vuele con el viento, o realizar limpiezas profundas en el fondo del mar después de rachas de levante.