Falta más de un mes para que la comunidad musulmana celebre su día grande: la Fiesta del Sacrificio o Aid El Kebir, en recuerdo del cordero que Abraham degolló como sacrificio a Dios en lugar de su propio hijo.
La fecha queda lejos (12 o 13 de septiembre, depende si el mes lunar trae 29 o 30 días), pero muchos ciudadanos ya se encuentran inmersos en su preparación.
Mimona atraviesa la calle de García Cabrelles cargada de bolsas. Desvela qué lleva en su interior: "Acabo de recoger dos chilabas para mis hijas, he comprado varias especies, dulces y tés", dice. Muestra con especial orgullo una de sus adquisiciones. "Este es un mantel que ha sido bordado a mano y que será el que utilizaré para decorar la mesa en la fiesta Aid El Kebir", explica.
Fátima, vecina de Mimona se dirige al Mercado Central para hacerse con las especies que necesitará para aliñar la carne y la preparación de los dulces. Dice que la matanza de los borregos se acompaña del consumo de copiosos asados que convierten cada hogar "un restaurante". "Durante esos días hay de todo en casa. Nos permitimos todos los caprichos", afirma.
Tras uno de los mostradores del mercado, Owali no da abasto. "Lo que principalmente demanda la gente ahora es comino, pimiento dulce y canela", informa.
De gala
Para la fiesta del Aid El Kabir, los musulmanes se engalanan con sus mejores ropas para conmemorar este importante día en el Islam. De hecho, Samir, uno de los comerciantes del Rastro, cuenta que es habitual que los niños estrenen vestimenta y zapatos. Las mujeres también suelen comprarse un kaftan o una chilaba nueva", expone. "Como accesorio son muy solicitados los cinturones bordados con perlas, que estilizan y embellecen mucho cada traje", asegura. "Cuestan entre 60 y 80 euros porque son bordados a mano", continua.
Todo gastos, que para muchas familias suponen un importante gasto económico. "Entre el borrego, la ropa y toda la comida podemos gastar hasta mil euros" cuenta Rachida, vecina de Reina Regente. "Por ello, es tan importante empezar con los preparativos con tiempo para que los gastos se hagan poco a poco", dice.
Tradición
El encargado de la Mezquita Central, Mohamed Mizzian, explica que la tradición tiene su origen en el Antiguo Testamento. "Para mostrar la total sumisión a Dios, el profeta Ibrahim (Abraham) debía sacrificar a su hijo Isaac (que según el Corán era Ismael) pero, en el momento de realizar su gesto, Dios paró su mano y le ordenó ejecutar en su lugar a un cordero.
Según Mizzian, los corderos son sacrificados al concluir el rezo de la mañana y, en su mayor parte, las familias efectúan la matanza en sus casas. Muchos musulmanes ven peligrar esa tradición después de que la Ciudad prohiba la entrada de borregos procedentes de Marruecos. "Algunos clientes ya me están encargando partes de corderos porque no quieren consumir animales que proceden de la península", explica Mourad, carnicero del Rastro.
"Es una auténtica pena", interviene Mohamed, comerciante de la zona. "Este año no estoy muy ilusionado con nuestra fiesta", apunta. No sólo lamenta que se prohiba el consumo y sacrificio de borregos procedentes de Marruecos: "La negación de la entrada de estos animales hará que no podamos vivir un día importante previo a la fiesta". "El sacrificio es bonito, pero no nos olvidemos de la adquisición del animal. "En mi caso, nos dirigíamos cada año en familia a Zaio. Íbamos mis padres, mis hermanos, mis hijos, mis sobrinos repartidos en cinco o seis coches para elegir los borregos. Es un día muy especial", cuenta. "Otros preferirían ir a Nador, Beni Enzar o Beni Chicar", señala.
Ciudades que este año perderán sus clientes habituales de Melilla.