A pocos días de que se levante el segundo estado de alarma en el país, la situación de Melilla sigue siendo complicada. Aunque han descendido los casos activos a cifras que no se registraban desde enero de este año, la ciudad se mantienen en “riesgo extremo” con una incidencia acumulada en los últimos 14 días por encima de los 326 casos por cada 100.000 habitantes.
Las personas con Covid-19 activo son muchas menos que las que contabilizaba la ciudad hace apenas una semana, pero en sólo 48 horas tres personas más murieron como consecuencia de la pandemia.
En Melilla, en el último año y dos meses han fallecido 92 personas a causa de un virus que sigue mostrando su dureza. No sólo por su letalidad, sino también por la soledad en la que deben permanecer los contagiados y las secuelas que dejan a los pacientes.
Los casos activos descienden y la ciudad suma tres días registrando más curados que nuevos positivos, por lo que hay que mantener la guardia en firme para doblar la curva y lograr llegar a la ansiada normalidad.
La vacunación es una esperanza real para dejar atrás la crisis sanitaria pero hasta que se alcance la inmunidad de rebaño hay que seguir buscando la fórmula para conjugar la salud y la economía, en donde el papel de la ciudadanía cobra relevancia en el cumplimiento de las normas sanitarias.
Con el decaimiento del estado de alarma finalizan los toques de queda y el confinamiento perimetral. No obstante, el Gobierno central dejó la puerta abierta para que las autonomías decidan las medidas que crean convenientes para contener la pandemia.
Para evitar que los juzgados puedan frenar algunas de las normas, como ya ocurrió en Melilla en el verano del 2020, las comunidades y ciudades autónomas podrán recurrir al Supremo que, evaluará las normas y debe dar respuesta en un plazo no mayor de cinco días.
La pandemia se combate con responsabilidad ciudadana, aplicando las medidas de prevención sanitaria y con la vacunación. A partir del 9 de mayo es necesario ser más prudente para vivir nuevamente en normalidad.