Los días 2, 3 y 4 de noviembre se hará un recorrido entre los ‘fantasmas’ del Fuerte de Victoria Grande. "Será un paseo inquietante, pero nuestra intención no es provocar el susto fácil”
Se acerca el Día de Todos los Santos. Una fecha que, además de honrar a los seres queridos que se fueron, supone una fuente de inspiración que da lugar a distintas expresiones artísticas. Como explica en esta entrevista con El Faro el director de ‘Mirrolde Teatro’, Miguel Escutia, en nuestra ciudad hay propuestas que no dejarán indiferente a nadie. Los días 31 de octubre y 1 de noviembre se representará ‘Los últimos días de Juan Tenorio’ en el Kursaal. Pero ahí no queda la cosa. Para los días 2, 3 y 4 se ha programado un inquietante paseo entre fantasmas en el Fuerte de Victoria Grande, bajo la dirección de Escutia. No faltarán las sensaciones ni las presencias en este recorrido.
–¿Qué nos han preparado para este Halloween?
–Más que por Halloween, es por el Día de Todos los Santos, que es lo que hemos vivido aquí toda la vida. Parece que los americanos nos han invadido con sus calabazas. Nosotros queremos recuperar el día de los difuntos, y qué mejor manera de hacerlo que con un Don Juan Tenorio que no tiene nada que ver con el de Zorrilla. Se trata de una versión que ha hecho Ceres Machado, con unos diálogos chispeantes y muy juveniles, en los que se representan los últimos días del protagonista, cuando se le aparecen todos los fantasmas y todas las maldades. Se representa en el Kursaal los días 31 de octubre y 1 de noviembre.
Luego están las actuaciones de ‘Mirrolde’ que se van a llevar a cabo los días 2, 3 y 4 de noviembre en el Fuerte de Victoria Grande. En dos pases por día, vamos a presentar una especie de ‘performance’ en la que recorreremos los rincones de este lugar, además de por los fantasmas que creemos que han habitado allí.
–A ver si nos puede adelantar algo más de estos fantasmas.
–Bueno, digamos que nos hemos agarrado a la historia para hacer una especie de metáfora. La hemos trasladado a otras épocas y otros lugares. Nos hemos basado en presencias, en las sensaciones que nosotros hemos tenido después pasar mucho tiempo en el fuerte. ‘Mirrolde’ tiene una relación casi idílica con este lugar después de la representación que hicimos hace un año de los ‘Siete pecados capitales’. Digamos que es un sitio en el que hay muchos ruidos y presencias.
La historia que queremos contar la vamos a relatar a través de música en directo, de la danza, la pintura o el ‘videomapping’. Los fantasmas los vamos a evocar desde las distintas artes.
–Cuando dice que en el Fuerte de Victoria Grande hay ruidos y presencias, ¿se refiere a fenómenos paranormales?
–Yo creo que en los lugares en los que han sucedido tantas cosas, como que se quedan impregnados de su historia. No digo para nada que haya fenómenos paranormales porque no hay nada tangible ni medible, para nada. Pero provoca muchas sensaciones que impresionan. No es un sitio que dé miedo o susto, más bien evoca paz y tranquilidad. Se han hecho muchas reformas, pero el sitio tiene un calado histórico importante, fue una cárcel durante muchos años y despierta muchas sensaciones.
–¿Habrá sustos durante el paseo entre fantasmas?
–No, la obra no va de eso. Va a ser un paseo inquietante, pero nuestra intención no es provocar el susto fácil. El sitio concede una escenografía muy importante y es cierto que si le ponemos luz y sonidos, las posibilidades de impresionar aumentan. Nuestra intención es esa, impresionar en determinados y generar sensaciones en determinados momentos, pero porque nosotros mismos también quedamos impresionados una vez que nos envuelve el entorno.
El público estará en constante movimiento, aunque también se podrá sentar en las distintas acciones dramáticas. Hay que tener en cuenta que cada pase dura aproximadamente unos 45 minutos. Esta es una posibilidad que en el teatro no se da.
–Los pases se pueden recoger en el Teatro Kursaal Fernando Arrabal. ¿Cuántas personas podrán acercarse a esta ‘performance’?
–Pues por cada pase, pueden pasar unas 60 personas. Es para muy poca gente porque se limita en función de la capacidad de las bóvedas. Al final se moverán por ahí unas 400 personas en total, calculo, porque casi siempre aparece alguien de más. He de decir que ya se han entregado todos los pases y que estamos muy contentos con la respuesta de la gente. Es todo un éxito.
–¿Es un espectáculo apto para todos los públicos?
–Digamos que se dirige más a la gente joven. No es una obra para niños. De hecho, se está acercando mucha gente de 15 años en adelante. Para mí eso es un logro. También muchas personas que están en la horquilla de los 25 a los 35 años. Muchas de las personas que se han interesado no van habitualmente al teatro, ya nos pasó con ‘Siete pecados capitales’. Nosotros intentamos proponer fórmulas novedosas y que llamen la atención y estamos muy satisfechos con la respuesta. Lo nuestro es casi un producto de laboratorio, con una parte de locura y mucho riesgo.