Una víctima de estafa solicitó este miércoles a la magistrada del Juzgado de lo Penal 2 que no condenase al acusado de hacer compras y sacar dinero en cajeros con la tarjeta de crédito de ella sin su consentimiento. “Yo no quiero que le pase nada”, dijo a la juez. Según explicó, los hechos enjuiciados esta semana tuvieron lugar hace seis años. “Él se ha rehabilitado, es otra persona y tiene una familia”, expuso la mujer. Así lo manifestó antes de que diera comienzo la vista, cuando se le hizo pasar a la sala para que aclarase si reclamaba por el dinero estafado, a lo que respondió que no.
El letrado de el encausado llegó a un acuerdo de conformidad con la fiscal, una opción que necesariamente conlleva el reconocimiento de los hechos por parte del procesado.
De esta manera, el acusado admitió que entre el 27 y el 30 de mayo de 2012, aprovechándose de la amistad que tenía con la denunciante, cogió su tarjeta de crédito sin que ella lo supiera.
Entre el día 30 y el 31 del mismo mes sacó dinero de distintos cajeros e hizo varias compras, estafando a la víctima en la cantidad de 1.200 euros.
Después de que el procesado se declarase culpable, la fiscal manifestó que modificaría la condena solicitada. En un principio, le pedía dos años de cárcel, pena que rebajó a un año y nueve meses.
Suspensión del ingreso
La representante del ministerio público no se opuso a que al encausado se le concediera la suspensión del ingreso en prisión. Esta opción es posible cuando la persona acusada carece de antecedentes penales que sean de la misma naturaleza delictiva y cuando la pena que le pide la Fiscalía no supera dos años de prisión.
La magistrada titular del juzgado apercibió al acusado de que, en caso de volver a delinquir en los próximos dos años, se le revocaría la suspensión y sí tendría que ingresar en prisión.
El hombre manifestó su conformidad con la pena.
A la carcel por tracion de amistad