Uno de cada tres menores de entre 2 y 17 años en España tiene exceso de peso, y uno de cada diez sufre obesidad. La prevalencia de obesidad severa alcanza al 2,1% de las niñas, niños y adolescentes españoles. En el mundo, esta pandemia que es la obesidad infantil afecta ya a cerca de 400 millones de niños de 5 a 9 años.
Por otro lado, la evidencia científica en España es clara en cuanto a la asociación entre el nivel socioeconómico y la probabilidad de presentar o desarrollar sobrepeso u obesidad a lo largo de la infancia. Así se desprende del informe ‘Nivel socioeconómico y estilo de vida de la población infantil y adolescente en España’, de la Gasol Foundation, dado a conocer por la ministra de Sanidad.
Mónica García, apuntó que es necesario poner en el centro de las políticas el problema de la obesidad infantil y adolescente: “es un tema que tiene que estar en la mesa de todos los que regulamos y hacemos políticas y gracias a estos informes podemos tomar un rumbo correcto”.
Datos del informe
Los datos de este informe profundizan sobre las desigualdades socioeconómicas halladas en los factores de estilo de vida, asociados con la obesidad en la infancia, según las siguientes variables: nivel de estudios de los padres, estatus labora, si trabajan o no los progenitores o tutores legales, la renta media por persona año, dependiendo de la sección censal en que habiten los menores y una variable combinada de las tres. Además, el informe estudia varios factores de estilo de vida que se entrelazan con estas variables, cada vez con una o combinando las tres, arrojando conclusiones determinantes.
Estos factores de estilo de vida son la actividad física; la alimentación; las horas de sueño; el uso de pantallas; el malestar psicológico; y el estado de salud percibido de los menores. Y es que es sabido que los niños, y adolescentes que crecen en entornos socioeconómicamente más desfavorecidos tienen mayores dificultades para seguir un estilo de vida saludable.
Actividad física
En cuanto a este factor de estilo de vida, la variable de nivel socioeconómico, en la que se encuentra una mayor diferencia en el promedio de minutos diarios dedicados a la práctica de actividad física moderada o vigorosa es el nivel de estudios de los padres.
De hecho, la población infantil y adolescente cuyos padres no tienen estudios universitarios realizan diariamente 11,5 minutos menos de actividad física moderada o vigorosa, lo que supone casi 70 horas menos de actividad al año. La recomendación aquí es garantizar que la infancia tenga la posibilidad de ilusionarse hacia la práctica de actividad física y que disponga de los espacios físicos y sociales necesarios para poder llevar a cabo esa actividad.
La ministra de Sanidad destacó que desde el Ministerio se está promoviendo el uso de los patios de los centros educativos, no sólo para ocio “sino para sean centros sociales y lugares donde los niños puedan ejercer una actividad física, necesaria para su desarrollo físico y mental”.
Alimentación
Al igual que ocurre con la actividad física, los resultados indican que el porcentaje de población infantil y adolescente que presenta un nivel bajo de adherencia a la dieta mediterránea es un 11,5 por ciento mayor entre la población más expuesta a las desigualdades sociales, es decir, menores cuyos padres no tienen estudios universitarios, no trabajan y además cuya renta media es inferior a la mediana.
Según el informe, la población, en situación de vulnerabilidad, encuentra más barreras a la hora de acceder a una alimentación compatible con el patrón de dieta mediterránea y además está más expuesta a estímulos que les incitan a ingerir productos de alimentación y bebidas no saludables.
La recomendación que aporta el estudio pasa por reducir las barreras de acceso a alimentos saludables y al agua, como solución.
Uso de pantallas
En este caso, como en los anteriores, vuelve a suceder que la población infantil y adolescente más expuesta a la vulnerabilidad socioeconómica estaría dedicando unos 16 días completos más en un año al uso de pantallas. A lo largo de su crecimiento entre los 8 y los 16 años serían alrededor de 4,2 meses completos más dedicados íntegramente al uso de pantallas.
Sueño
La desigualdad en el porcentaje de población infantil y adolescente que alcanza las recomendaciones de horas de sueño el fin de semana se eleva hasta un 9,2 por ciento al combinar las tres variables, nivel de estudios de los padres, estatus laboral y renta media por persona.
La conclusión dice que, a mayor nivel socioeconómico, mayor porcentaje de población que puede alcanzar las recomendaciones de horas de sueño, también incluyendo los días del fin de semana. I
nterpretar adecuadamente la interacción de los hábitos de sueño con el resto de factores del estilo de vida, a la vez que se garantiza que la población infantil y adolescente cuenta con las condiciones necesarias para cumplir con las recomendaciones de horas de sueño y disfrutar de un tiempo de descanso de calidad es primordial en este punto.
Malestar psicológico
En cuanto a este factor, la variable a tener en cuenta a la hora de factorizar la obesidad y el sobrepeso. El porcentaje de población infantil y adolescente que indica sentirse preocupada, triste o infeliz es de un 30 por ciento, siendo dicho porcentaje un 2,4 por ciento mayor entre la población infantil y adolescente más vulnerable.
Peticiones del Informe
Entre las conclusiones y peticiones destacan impulsar el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil, que contiene medidas orientadas a transformar de forma estructural el actual entorno obesogénico, en el que la infancia y la adolescencia está creciendo. Además, se solicita impulsar estas iniciativas desde todos los sectores, instituciones y organizaciones con competencias en esta materia. y que tienen entre sus objetivos la promoción de la salud y el bienestar infantil.