El coronel al mando del Regimiento se comprometió a mantener su operatividad.
“Con el corazón puesto en nuestro glorioso pasado y la vista en un esperanzador futuro, pondremos toda nuestra ilusión y empeñó en alcanzar las más altas cotas de operatividad que faciliten al mando la decisión de contar con nosotros”. Con estas palabras despidió el acto castrense el coronel Martín Cabrera, jefe de la unidad, en un discurso en el que ensalzó la historia de los Regulares a lo largo de estos cien años. Así, comenzó en su alocución felicitando a todos los presentes por haber acudido a la conmemoración del centenario, y muy en especial a algunos de los familiares del fundador de la unidad, el teniente coronel Dámaso Berenguer, pues fue éste, en el año 1911 y en Melilla, el que recibió la orden para crear esta unidad.
Junto a ello, recordó igualmente a todos aquellos que en años anteriores habían portado el uniforme de los Regulares. “Con su esfuerzo y sacrificio ganaron la aureola de gloria que hoy se refleja en las condecoraciones que luce nuestra bandera”, afirmó y adjuntó que el fundador de la unidad tuvo muy claro desde un principio “el carácter e idiosincrasia que debía tener la unidad que iba a organizar”.
Martín Cabrera añadió que Berenguer “impregnó a todos los actos castrenses una severa disciplina, exigiéndola a todos por igual, pero imponiendo a su vez un trato cercano con los subordinados, comprendiendo las costumbres y manera de ser del indígena e inculcándoles un estricto sentido del deber”.
El coronel de la unidad también explicó las características de la uniformidad que luce el Regimiento y recordó que hoy en día “los Regulares seguimos luciendo con orgullo todas estas prendas que colaboraron en gran medida, no sólo a acrecentar un espíritu de cuerpo propio, sino a dar un carácter tan peculiar a las Fuerzas Regulares y que tanto nos distinguen y caracterizan”.
Pero sin lugar a dudas, uno de los aspectos más destacados por parte de Martín Cabrera fue el relativo a las condecoraciones que distingue a la unidad. De hecho, es la unidad más condecorada del Ejército español. “Todos nosotros, actuales componentes de este Grupo de Regulares, somos los afortunados custodios de este glorioso historial, que fue ganado en combate por nuestros antecesores en el puesto, soldados de Regulares que, como hoy, españoles o extranjeros, codo con codo, y pagando con la sangre de más de 80.000 bajas en combate, sirvieron juntos bajo una única bandera, la bandera de España”.
El coronel del Regimiento finalizó recordando que hoy mismo comienza el segundo centenario “y consicientes de que no estaremos para verlo, nos comprometemos hoy aquí, ante ustedes como testigos, a mantener la línea de actuación que ha distinguido a los Regulares de Melilla a lo largo de nuestra historia” desde la fundación de la unidad.