Una menor marroquí de 17 años se suicidó ingiriendo un matarratas en Tamesna, en las afueras de Rabat, tras ser obligada a casarse por su familia con un hombre de cincuenta años de edad.
Según informó ayer el diario local Al Masae, la adolescente, a la que no identifica, se suicidó porque mantenía una relación con el hijo del hombre con el que iban a obligarla a casarse y que era viudo. Sin embargo, hasta el momento no ha habido un comunicado oficial que corrobore esta hipótesis.
Los matrimonios de menores de edad, un fenómeno que en los últimos años afecta de media a más de 40.000 marroquíes, están permitidos en Marruecos si un juez de menores los autoriza “con una decisión motivada”, según el Código de Familia.
A los 18 años
ONGs marroquíes, concretamente feministas, reivindican elevar la edad de matrimonio a los 18 años, una propuesta que choca con la realidad del Marruecos rural, donde es normal casar a una niña en el momento en que supera la pubertad.
Los medios con los que la chica puso fin a su vida recuerdan al famoso caso de Amina Filali, una joven de 15 años, que en el año 2012 también se suicidó ingiriendo un matarratas tras haberse visto obligada a casarse con su violador.
El caso de Filali levantó una oleada de críticas en la sociedad marroquí, hasta el punto de que tras dos años de debates y procedimientos institucionales, la semana pasada el Parlamento marroquí puso fin a una de las leyes más controvertidas de los últimos años: La que ha permitido durante cincuenta años que un violador escape de la cárcel si desposaba a su víctima.