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La lancha con 22 migrantes llegó ayer a la playa del Hipódromo, mientras muchos disfrutaban de un baño
Los problemas no se acaban porque uno esté de vacaciones. Ayer varios ciudadanos que disfrutaban de un descanso en la playa del Hipódromo, presenciaron que sigue habiendo personas que emprenden caminos peligrosos a nuestra ciudad con ese eterno afán de alcanzar una vida más próspera. Sobre las 14:15 horas una embarcación deportiva con 22 migrantes a bordo llegaba a la orilla de la playa. Nuria, una de las bañistas, relató a El Faro que cuando vio sus rostros de felicidad se le “cortó el cuerpo”: “Cuando los vi tirarse a la arena de la alegría, me entraron ganas de llorar”, dijo.
Nuria se encontraba en la playa con su hermana Adelaida. Ambas aseguraron que en un primer momento, cuando avistaron la embarcación, pensaron que se trataba de una actividad organizada por el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). “Pensamos que estaban haciendo un curso de natación o buceo”, explicó. Conforme la lancha se iban aproximando a la orilla comprendieron que se trataba de inmigrantes.
Adelaida lamentó que sigan ocurriendo este tipo de situaciones y reconoció que vivió un choque con la realidad. “Mi hermana y yo estábamos hablando de tonterías y cinco minutos más tarde presenciamos la llegada de varios inmigrantes. Me da mucha pena”, señaló. Explicaron que estaban comiendo, pero que dejaron de hacerlo porque perdieron el apetito. “Me fui al quiosco para comprar varias botellas de agua y bolsas de patatas para entregárselas”, explicó Nuria.
“Muy impactante”
Otra bañista aseguró que fue “muy impactante” presenciar la llegada de la embarcación, ya que es una escena que sólo conoce de haberla visto “en televisión”. “Es algo que hemos escuchado tantas veces, pero cuando lo ves en primera persona cuesta asimilarlo”, aseveró Lourdes. “Cuando llegaron se pusieron a chillar como si se fuesen a comer el mundo. Estaban muy contentos”, continuó.
Varios ciudadanos se acercaron al grupo para entregarles comida y botellas de agua fresca. Una familia incluso se detuvo para charlar con ellos y desearles “suerte” y “un buen viaje”.