Que la ciudad no se encuentra en su mejor momento es algo que ya se sabe, pero este martes se dedicó a recordarlo, para quien aún no se haya dado cuenta -o no haya querido darse por enterado-, el presidente de la Confederación de Empresarios de Melilla, Enrique Alcoba.
El pretexto de la rueda de prensa era hablar del famoso Real Decreto 1/2023, que elimina, a partir del 1 de septiembre, la bonificación del 50 por ciento a la Seguridad Social por parte de las empresas para cambiarla a una “subvención” de 262 euros -así la calificó Alcoba- que, según él, está por ver si se podría completar o no hasta la cifra actual.
Alcoba subrayó que la ciudad autónoma no sólo se encuentra fuera de la península, sino que carece de agricultura, pesca, industria o agricultura. No hizo falta preguntar al presidente de la CEME por ello. Lo dijo él, directamente.
El representante de los empresarios reclamó también a Europa, por medio de los representantes españoles, que Melilla sea considerada una región ultraperiférica o una zona económica especial y mencionó el caso de Gibraltar, un pequeño territorio que disfruta de una increíble bonanza merced a sus beneficios fiscales.
Según dijo, es preciso que el Gobierno central actúe mediante inversiones que permitan construir el pantalán de cruceros, abaratar los precios de los billetes de avión, ampliar la pista del aeropuerto y el número de efectivos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como la oferta universitaria con el nuevo Campus.
Evidentemente, hacen falta muchas ayudas a una ciudad tan española como la que más y que, en ocasiones, siente distantes a quienes gobiernan en Madrid. Porque la realidad es que, más allá de lo que pueda hacer o dejar de hacer el nuevo Gobierno local, las competencias más importantes -sanidad, educación o transporte, por ejemplo- están todas en la capital y será responsabilidad del Ejecutivo central, sobre todo, que Melilla pueda volver por donde solía.
Recordó Alcoba que la ciudad está vacía, que la frontera no es lo que fue debido a un régimen de viajeros que prohíbe entrar nada a Marruecos desde Melilla, que la aduana comercial no está ni se le espera y que aquí no hay autovías ni autopistas que permitan a la población desplazarse a otros lugares con facilidad.
Fue un SOS en toda regla el que lanzó el máximo representante de los empresarios en Melilla que cabe esperar que alguien con mano en Madrid escuche y traslade a la capital. La ciudad no puede quedar fuera de juego por su situación geográfica, pues los melillenses son tan españoles como el resto y es de justicia que se tenga en cuenta su situación a la hora de repartir esfuerzos.
Igual que un padre ayuda más a un hijo con dificultades que a otro que no las tiene, el Gobierno debería proceder de la misma forma con las autonomías que conforman España. Si no se actúa pronto, puede ser demasiado tarde cuando se quieran tomar medidas.