Las Fiestas Patronales de nuestra ciudad siguen adelante con buen ritmo. En esta ocasión, El Faro se suma al buen ambiente de la caseta de la Peña Bética, que presume de ser de las más antiguas del ferial. Un rinconcito andaluz que encandila a todos y sigue siendo una de las más visitadas y transitadas por muchos melillenses cada año.
Como otros años, en la decoración no pueden faltar los tradicionales farolillos verdes y blancos. También imágenes de la Plaza de España y la Torre de Oro de Sevilla, junto al Palacio de la Asamblea de Melilla, conjugando los monumentos y bellezas de ambas ciudades.
La Peña Bética presume de ser una de las casetas más antiguas de la Feria de Melilla. Es de las pocas que quedan de cuando las fiestas todavía se emplazaban en el Parque Hernández. Y es que este rincón andaluz es el favorito de muchos melillenses, que continúan acudiendo año tras año por su buen ambiente y su oferta gastronómica.
Como es el caso de Esther, una joven melillense que se encontraba allí almorzando junto a sus amigas. Es natural de Sevilla, y lleva unos años residiendo en la ciudad autónoma por motivos de trabajo, por lo que encontrar este pedacito de “su Sevilla” en el Real melillense es todo un gozo. “La comida está muy buena y siempre nos lo pasamos bien”, añadió. Pero que el equipo de su familia sea el Betis también tiene que ver en la predilección por esta caseta. “Es como estar en casa”, comentó.
Algo que también le pasa a María del Carmen. Junto al resto de sus amigas –todas luciendo hermosos trajes de flamenca– han elegido la caseta de la Peña Bética para almorzar. Coinciden en que la paella y las croquetas no pueden faltar en la mesa. “Aquí hay que disfrutar, que es lo importante”, afirmó.
Sobre la Peña Bética, estas jóvenes destacaron la calidad-precio de su carta. Vienen desde hace unos años, y este, como no podía ser de otra manera, “teníamos que repetir”. “Y que una servidora es del Betis y no le puede defraudar”, añadió entre risas.
Al igual que el resto de comensales, María y Toñi estaban allí comiendo junto al resto de sus compañeros. Pescado frito, paella, jamón, queso y los pinchitos no podían faltar en la mesa. A la Feria se viene a pasarlo bien, a comer y a beber, y a echarse algún que otro baile.