Poco después de que comenzara la reyerta, la Policía localizó a los cinco jóvenes y emprendió la persecución. En el efectivo policial participaron varias patrullas y dos agentes de paisano, que finalmente lograron interceptar a los tres menores y dos mayores de edad en las inmediaciones del Río de Oro, a la altura del puente del Tesorillo.
Los chicos, al llegar a la plaza Primero de Mayo, se dividieron. Uno de ellos huyó dirección al Instituto Leopoldo Queipo; allí intentó guarecerse como pudo, saltando a unas instalaciones, que permanecían cerradas a causa de las festividades de Semana Santa.
Caída fortuita
Uno de los agentes desplazados hasta el lugar le siguió, y al saltar ambos la valla, a la carrera, se precipitaron ambos al suelo.
El menor no sufrió más que unas magulladuras, pero el agente en cuestión tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios, que le colocaron seis puntos de sutura para frenar la hemorragia de una herida que se había hecho en su espinilla izquierda, como se muestra en la foto superior.
El chico fue tratado también por los médicos antes de ser llevado a Comisaría para prestar declaración, según fuentes de la Jefatura de Policía de Melilla.
En la interceptación de los muchachos escondidos en las cloacas participaron tanto las patrullas que se habían desplazado a la zona, como dos agentes de paisano y hasta un grupo de bomberos que, casualmente, pasaba por allí.
En el momento que se produjo la detención del último sospechoso de la agresión, una veintena de personas se agolpaban en la rotonda de entrada al Tesorillo, expectantes ante la resolución de este incidente. Allí pudieron comprobar atónitos cómo sacaban en volandas al joven de la alcantarilla.