La Comisión Islámica de Melilla (CIM) está dispuesta a ayudar al Ministerio del Interior en el control de posibles brotes yihadistas en la ciudad.
Así lo confirmaron ayer a El Faro desde la asociación que colabora con las 13 mezquitas en las que cada viernes rezan más de 4.500 musulmanes melillenses.
Según explican, es una colaboración que la organización mayoritaria entre la comunidad musulmana de Melilla ha ofrecido ya al Ministerio, sin que de momento nadie de Interior se haya puesto en contacto con ellos.
El Plan Estratégico Nacional de la Lucha contra la Radicalización del Ministerio del Interior incluye la iniciativa de contar con el apoyo de entidades musulmanas moderadas para ayudar a controlar los brotes yihadistas.
Lo normal es que esa labor de vigilancia no sea vendida a bombo y platillo, pero en principio, la CIM ha dado un paso al frente.
Y no es el único gran cambio que quiere. También propone que los imanes de Melilla dependan de España y no de Marruecos. Aunque parece normal que así sea, de momento los líderes religiosos de nuestras mezquitas obedecen al país vecino.
En este caso, España y Marruecos están trabajando codo con codo en la lucha antiterrorista y los intereses de Marruecos son quizás más grandes que los nuestros porque ellos han sido amenazados directamente por los yihadistas del Estado Islámico, que han sentenciado a muerte a sus principales líderes religiosos.
En principio, no hay motivo para que España se enzarce en estos momentos en una pelea con Marruecos por la titularidad de los imanes. Es más, el país vecino es más restrictivo que el nuestro y les prohíbe pronunciarse sobre cuestiones políticas en las oraciones.
Marruecos ya nos ha enseñado de lo que es capaz de hacer en temas migratorios cuando el viento no sopla del lado que le gusta.
Las aspiraciones de la CIM son legítimas, pero habrá que buscar el momento oportuno para plantearlas. De momento, Melilla no puede darse el lujo de prescindir de la colaboración marroquí, porque nuestra frontera, pese a su inmensa malla antitrepa, no es infranqueable.
Interior deberá valorar si la CIM cumple con los cánones de moderación que exige a sus colaboradores. La Comisión Islámica defiende públicamente que no quiere que ningún discurso radical agite la tranquilidad de las mezquitas de nuestra ciudad.