En la noche de ayer se celebró la sexta edición del encendido público de las luces de Janucá, una de las festividades más señaladas dentro del calendario judío.
A este acto desarrollado en el Hotel Tryp Melilla Puerto acudió el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, y distintas personalidades del panorama político y social melillense.
La Janucá tiene su origen en el siglo II. a. C., cuando el territorio de lo que hoy es Israel formaba parte del reino de Antíoco IV Epífanes. Este monarca pretendió “exterminar de forma espiritual al pueblo judío” prohibiéndoles sus tradiciones. Así lo explicó a El Faro Mordejai Guahnich, presidente de la Asociación Cultural Mem Guímel, en un artículo publicado ayer por este diario.
Los hebreos lograron liberarse del yugo que los oprimía y desde entonces conmemoran esta celebración, en la que desempeña un papel fundamental el encendido de unas velas. Esto se debe a que en el Templo de Jerusalén no había aceite puro suficiente para prenderlas, pero un milagro permitió que el óleo alimentara el fuego ocho días, que son los que dura esta festividad.
Ayer, tres estrellas de David, coronada cada una de ellas por tres velas, fueron emplazadas en una sala del Melilla Puerto para proceder a su encendido. Entre las personalidades que participaron en este ritual, aparte de Imbroda, estuvo Jaime Azancot, presidente de la Comunidad Judía de Melilla.
Azancot definió a nuestra ciudad como “un milagro” por la “convivencia, respeto y verdadera amistad entre los integrantes de las distintas confesiones y culturas”. De esta manera, emplazó a los presentes en la ceremonia a luchar para que ese milagro dure “para siempre”.
Imbroda subrayó que “la cultura melillense es un compendio de todas las que tenemos en la ciudad”. Por ello, resaltó que “somos todos iguales”. Eso significa que “somos todos judíos, somos todos musulmanes, somos todos cristianos, somos todos hindúes. Y si no es así, nos hemos equivocado plenamente”.
El presidente abogó por inculcar esta idea a los niños para garantizar “una Melilla de futuro, en paz” y que sea “española por antonomasia”.
La multiculturalidad es sin duda la característica que define de modo más acertado a esta ciudad. Compartiendo las festividades de todas las comunidades, seremos capaces de construir entre todos una Melilla mejor.