La víctima llevaba un año en el domicilio familiar, en el barrio de El Real, cuando fue rescatada por policías nacionales y locales el pasado jueves l Les imputan cuatro delitos.
Un matrimonio melillense ha ingresado en prisión este fin de semana por maltratos a su empleada de hogar. A ambos, un hombre de nacionalidad española y una mujer nacional marroquí con permiso de residencia, les imputan cuatro delitos. Uno contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, otro de trata de seres humanos, otro de violencia en el ámbito del hogar y uno de detención ilegal. Además, se estudia un delito más de lesiones.
Los hechos ocurrieron el pasado jueves en el barrio de El Real. Un vecino de la zona alertó a dos agentes de la Policía Local, que iban de paisano, de que había visto que una mujer con lesiones visibles pedía auxilio desde una ventana de una vivienda.
Los policías acudieron a la dirección indicada en la calle Aragón, y vieron a una mujer haciendo labores de limpieza doméstica. Presentaba varias lesiones en la cara. Como no hablaba castellano, se comunicó con ellos por señales. Los agentes entendieron que la mujer estaba encerrada en la vivienda y había sufrido una agresión, por lo que se pusieron en contacto con la Unidad de Lucha Contra las Redes de Inmigración y Falsedad (Ucrif) de la Policía Nacional.
Los agentes llegaron poco después a la casa y se entrevistaron con una mujer de 29 años, de nacionalidad marroquí y permiso de residencia en Melilla, quien negó que en su vivienda hubiera otra mujer. Aseguró que ella era la única que en esos momentos estaba en casa.
El marido de ésta, de nacionalidad española y 31 años de edad, llegó al domicilio familiar mientras los agentes se entrevistaban con su esposa. Igualmente aseguró a los policías que ellos eran los únicos habitantes de la vivienda.
Mientras tanto, los policías locales que habían visto a la víctima pedirles auxilio estaban vigilando los alrededores de la vivienda, cuando vieron a un hombre, supuesto empleado del matrimonio, sacar de la misma a una mujer malherida. Dadas las lesiones que presentaba la víctima de los malostratos la trasladaron a un centro de salud.
Sin contrato de trabajo
La agredida es una mujer de 36 años de nacionalidad marroquí, quien ha presentado una denuncia. Aseguró a los policías que desde hace poco más de un año trabajaba en la vivienda del matrimonio como empleada del hogar. Le prometieron pagarle 100 euros mensuales, pero afirma que desde que entró a trabajar no ha percibido ningún pago por sus servicios.
La víctima declaró que entró en Melilla a través del puesto fronterizo de Barrio Chino, después de que el matrimonio, ahora detenido y en prisión, hablara “con un policía para facilitarle el acceso” por la frontera.
Sin contrato de trabajo, según la denunciante, desde el primer mes comenzó a recibir “palizas” por parte de la mujer, nunca del marido. De hecho, en una de las agresiones, según relató la víctima en sede policial, pidió auxilio al marido mientras la mujer le pegaba y éste le dijo: “Si quieres llora, pero yo no puedo hacer nada”.
La persona que ayudaba a la víctima a salir de la vivienda cuando fueron sorprendidos por la Policía Local es natural de Farhana y dijo no tener vinculación con el matrimonio detenido. Sin embargo, la víctima asegura que trabaja para ellos.
El parte médico constata que la víctima tiene varias heridas en el rostro, la cicatriz de una herida en la cabeza y hematomas y contusiones en brazos y piernas.
El juez de guardia, tras recoger la declaración del matrimonio, ordenó el ingreso en prisión de ambos, mientras continúan las pesquisas policiales para esclarecer los hechos.
Palizas con palos de madera y barras de hierro
La víctima declaró a los policías de la Ucrif que era exclusivamente “la señora de la casa” la que le pegaba. Le decía que no limpiaba bien o que no hacía las tareas como ella mandaba. Como reprimenda la golpeaba utilizando en ocasiones palos de madera o barras de hierro. “Me agarraba del pelo, me cogía del cuello para que no pidiera auxilio, me mordía y me daba puñetazos por todos el cuerpo”, relató, según el atestado policial.
Además, aseguró que la detenida le roció la boca con el líquido para la limpieza de la vitrocerámica porque “decía que me olía el aliento”.
La víctima, de 36 años de edad, explicó que en el momento en el que llegó la Policía Nacional a la vivienda, “la señora” ordenó a ella y a otro hombre que trabaja para ellos que abandonaran la casa. En ese momento fueron sorprendidos por los agentes de la Policía Local.
El pasado sábado, la víctima ratificó su denuncia ante el juez de guardia.