El avance del yihadismo en África, que ha cobrado la muerte de miles de personas este año, se podría detener y erradicar con una fuerza “continental” de intervención rápida, un tropa que no acaba de concretarse por problemas de financiación y diferencias étnico-religiosas.
Así lo ve el presidente del Centro de Estrategias para Seguridad del Sahara, Ahmedu Uld Abdallah, que esta semana ha participado en un foro internacional sobre paz y seguridad en África celebrado en Dakar.
El también ex ministro de Asuntos Exteriores de Mauritania y antiguo representante especial del secretario general de la ONU en África occidental señaló que el principal obstáculo para crear esta fuerza conjunta “no es la voluntad política”. “El problema de fondo es el dinero. En su mayoría, las fuerzas armadas africanas están mal remuneradas, y en este contexto no es fácil”, analizó. Tampoco puede llevarse a cabo un proyecto semejante con “ejércitos tribales, regionales o religiosos”, añadió.
El experto habló además sobre algunas de las situaciones más alarmantes que vive el continente en materia de seguridad, subrayando el momento que viven Libia y Nigeria. En Libia, la situación es “muy preocupante”, ya que se ha convertido en un punto de convergencia de grupos radicales auspiciado por la falta de un gobierno estable. En Nigeria, el grupo terrorista Boko Haram, se está convirtiendo en una amenaza para la estabilidad de toda África occidental.