Los de Alejandro Alcoba afrontaban este primer test serio de pretemporada con la relevancia de un partido importante. No solo por la entidad del rival, sino por demostrar de verdad de que es capaz este equipo. Ello se notó en los primeros minutos de encuentro, donde el Melilla Baloncesto imprimía un fuerte ritmo de juego que encontraba sus finalizadores en Chuku y Franch y que les permitía lograr las primer ventajas (4-9), tras cuatro minutos de partido. Benfica encontraba el antídoto a los melillenses en la figura de Álex Suarez. El alero español anotaba nueve puntos consecutivos para poner a los suyos por delante en el electrónico al final del primer cuarto (21-16).
Las rotaciones habían sido continuas durante los primeros diez minutos por parte del técnico del Decano. Eso hacia que la intensidad en el juego, con continuas situaciones de presión, que los de la ciudad Autónoma se acercasen en el marcador (24-23) cuando se alcanzaba el ecuador de este segundo acto. Zyle como principal referente ofensivo devolvía de nuevo el mando del partido a los azulinos que acabarían marchándose a vestuarios con una ventaja de tres puntos, 36-39, gracias a un robo final y canasta de Agada.
Tras el paso por vestuarios, los portugueses a salieron a por todas, endosando un 5-0 de parcial. Pero cuando más atascado parecía el Melilla Baloncesto, surgió la figura del danés Gilling para romper el parcial y lanzar a los de Alejandro Alcoba. Y es que en estos minutos de partido es donde se pudo ver la mejor versión de los azulinos que lograban marchase en el partido 43-50 cuando pasaba el ecuador del tercer periodo. Como ya ocurriera en el primer cuarto, Álex Suárez diluía la ventaja para los de la ciudad autónoma, pero el empuje final de Agada en los minutos finales servía para que los melillenses mantuvieran un colchón de seis puntos al final del tercer cuarto (54-60).
Llegaba el momento de la verdad. Los dos equipos iban claramente a por el partido. Primero golpeaba Benfica con un gran Micah Downs (59-63). Pero comandados por Franch en la dirección y manteniendo una intensidad defensiva similar a la del primer cuarto, algo inusual a esta alturas de temporada, os azulinos marcaron máxima de partido (65-74) a menos de cuatros minutos para el final tras un triple de Chuku.
El equipo supo gestionar perfectamente esa diferencia para imponerse por 75-84, en un partido muy completo y en el que hasta seis jugadores anotaron más de diez puntos.